Si a Brasil no la salva uno, tendrán que hacerlo entre todos, al menos así parece la visión de Lula, quien a partir de este lunes comienza una larga agenda de reuniones para gestionar con distintos sectores las acciones para atajar la crisis política y sanitaria que atraviesa ese país.
El expresidente remarcó que esta maniobra vital para el consenso no son entrevistas electorales sino políticas, una precisión que no está demás para quien es tanteado como la opción más viable para superar a Bolsonaro en unas próximas elecciones presidenciales.
Estas reuniones tienen un espíritu amplio. Tendría contemplado verse con políticos de la derecha, el centro y la izquierda, ya que para vencer al fascismo, nadie sobra.
Sobre esto, Luiz Inácio Lula Da Silva habría dicho que se vería “con algunos de los cuales gobernó y otros desorientados; buscando un horizonte para sus partidos”.
Atender la pandemia
Para el expresidente es urgente atender las necesidades de la población surgidas por la pandemia.
Abordarán la necesidad de concretar estrategias para asegurarle al país la vacunación contra la covid-19.
Al mismo tiempo le preocupa la asistencia a la población por parte de un Estado que subestima la gravedad de la situación. Lula y los demás representantes de los partidos opositores a Bolsonaro consideran necesario incrementar la ayuda de emergencia para los trabajadores.
Los sectores progresistas que atenderán esta agenda de reuniones, consideran que la asistencia social debe ser al menos un esfuerzo sostenido mientras dure la pandemia.
Lula propone que los sectores políticos deberían presionar al gobierno para que asigne ayudas de emergencia de 110 dólares mensuales y no de 46 dólares como han recibido hasta ahora los brasileños por solo 4 meses.
El país sudamericano es el tercero en el mundo con más contagiados de covid-19 con casi 15 millones de caso. Al mismo tiempo es el segundo con más fallecidos.
