Luego de las acciones desestablizadoras del pasado 30 de abril y de su fuga del arresto domiciliario, el golpista Leopoldo López, se fue como «huesped» a la residencia del embajador de España, ubicada en Caracas. Desde allí brindó declaraciones a la prensa, en las que aseguró que continuará organizando nuevos intentos para derrocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Borrell, afirmó que el Gobierno español “limitará” las actividades políticas de López.
“España no va a permitir que su Embajada se convierta en un centro de activismo político para la oposición“, dijo el funcionario y ratificó que “a partir de ahora esto (declaraciones) será regulado”.
Sin embargo, autoridades del Gobierno español aseguraron no tener ninguna intención de entregar a López a las autoridades venezolanas y que tienen la intención de que siga allí, confiando en que «no se produzca ninguna intervención sobre la misma”.
Leopoldo López fue declarado culpable en 2015, por los delitos de instigación pública, asociación para delinquir, y ocasionar daños e incendio durante hechos violentos desatados en febrero de 2014, que dejó un saldo de 43 muertos. Tres años más tarde, el Tribunal Supremo de Justicia determinó que López cumpliera su condena en prisión domiciliaria por “problemas de salud”. Ahora es el cabecilla confeso de los intentos de golpe de Estado contra Nicolás Maduro.
