La oposición sigue dando tumbos: votar ¿Sí pero no?

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A tan solo cuatro semanas y un día para que se inicien las postulaciones de candidatos a diputado, para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2020, la oposición sigue dando tumbos. Ante el dilema de votar o no votar responden: ¿Sí pero no?

Con niveles de fragmentación pocas veces vistos, dignos de un estudio de física cuántica, los opositores no pueden estar más atomizados en el discurso y en la acción. Un día dicen una cosa, mañana dicen otra y pasado quién sabe.

Dentro de las diversas oposiciones hay gente que ha advertido los riesgos de no participar, pero luego como secuestrados en su autonomía, recogen un poco el guaral. Guabineos aparte, a los más enérgicos en el llamado democrático a votar les han caído encima con todo tipo de improperios.

A batazo limpio

El primero en probar esa agria medicina fue Henrique Capriles Radonski. El ex gobernador de Miranda se puso autocrítico y asomó la posibilidad de participar. Le han dado con saña hasta por la cabeza. Un poco después a Henri Falcón, le pasó exactamente lo mismo. Al también ex gobernador, pero de Lara, le han llamado de colaboracionista, para abajo.

Y ahora sale al ruedo, Ramón Guillermo Aveledo, otrora capitán de la extinta Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a decir que: “Quiere votar”. El dirigente expresó su punto de vista, mediante un artículo de opinión publicado en un medio tradicional y circulado a través de la Internet.

Pero al igual que Capriles y Falcón, Aveledo no puede defender una tesis con la completa convicción de que hace lo correcto, siempre hay un pero. Diera la impresión de que éstos Faustos modernos de la política venezolana ya vendieron su alma al diablo. Y cada tanto tiempo Luzbel les recuerda en forma espectral que no pueden ser demócratas a carta cabal.

Defienden el voto, pero en una misma declaración, artículo o entrevista, siempre hay una reserva. Insisten en condenar un sistema electoral, que les ha favorecido reiteradas veces cada vez que han tenido los votos para ganar.

Votando, han obtenido gobernaciones, alcaldías, diputaciones, pero el pecado original de llamar a la abstención y desacreditar las instituciones les acompaña como una sombra funesta.

Acróbatas patéticos

Por eso tienen que hacer tanta maroma para defender, lo indefendible: cómo es que un demócrata no celebra que haya elecciones. Confunden a sus seguidores y le caen a piedras al árbitro electoral, cuando no ganan o sienten que tienen poco chance de hacerlo.

Sólo en ese contexto se pueden comprender estas afirmaciones de Aveledo: “Quiero votar porque creo en el voto. Así pensamos los venezolanos en mayoría abrumadora”. Pero unas líneas más adelante suelta esto: “Recién se convocó a una elección parlamentaria con una serie de cambios en las reglas para los cuales no se ha buscado mínimos consensos”.

Por eso cuesta creer que un sujeto como Aveledo sea autónomo, que piense con cabeza propia. Y es que, es una verdad harto conocida, que todos los cambios en la normativa electoral, no hacen otra cosa que concretar todas las aspiraciones de la oposición en las conversaciones de Dominicana, Barbados y Oslo.

En otra acera

En una acera, aparentemente, de mayor sosiego, quizás por la mayor experiencia acumulada, Eduardo Fernández, anteriormente uno de los antiguos líderes históricos de Copei, también se cuenta entre las voces sensatas que se decantan por la vía democrática.

“¿Usted quiere salir del presidente Maduro? Yo propongo que lo hagamos por la vía electoral, ¿Que propone usted?, ¿Una invasión?, ¿Un golpe militar? La ruta, es la ruta electoral. Usted quiere hacerle un regalito al señor Maduro quédese en su casa”, expresó Fernández en entrevista con el comunicador Vladimir Villegas.

Asimismo Fernández, político con muchas horas de vuelo, advierte que la estrategia abstencionista es un grave error de cara, no solo a las parlamentarias de 2020, sino también y especialmente por lo que viene el año 2021 y lo que pudiera darse en 2022.

“Cuando se adopta la ruta abstencionista, ¿Estamos claros que el año que viene tenemos que elegir gobernadores y alcaldes? Se asoma en la vía electoral un referendo revocatorio para cambiar al gobierno. Por el amor de Dios, vamos a hacer lo posible por organizar al pueblo. Ya, vamos a trabajar entonces con sensatez, para poder cambiar las cosas sin trauma”, expresó.

Cartas veladas 

Pero, como sucede con casi todos los opositores, se decantan por la opción electoral con reservas, generalmente enrevesadas. Fernández asegura, y en esto lo secunda también Villegas, que es el gobierno el que hace todo lo posible para que la gente no vote.

“Cada día queda más claro que el gobierno, el presidente Maduro desea vehementemente que nosotros no votemos. Le interesa muchísimo que la abstención gane otra vez”. Sorprende la afirmación de Fernández, porque si hay un mandatario que ha hecho llamados reiterativos al diálogo y a votar ha sido precisamente el actual jefe de Estado.

Son innumerables las alocuciones. Más de 600 llamados al diálogo desde Miraflores, pero siempre con una exigencia firme: la consigna libertadora de Independencia o Nada. Y es esto lo que realmente desenmascara a los opositores, en el fondo aquí lo que está en juego es un proyecto de patria y otro de la antipatria.

En este punto se le ven las costuras al mensaje aparentemente sosegado y teñido de sabiduría de Fernández.  “Es verdad que la elección de Asamblea Nacional es algo muy importante, es verdad que la Asamblea Nacional representa el primer poder del Estado, de acuerdo con la Constitución. Pero mucho más importante sería constituir un gobierno que estuviera en capacidad de abordar la solución de los problemas”.

Malandros financieros

Y cuál es esa solución de los problemas, según Fernández: acudir a los organismos internacionales a solicitar el financiamiento. Nuevamente un eufemismo, la figura discursiva predilecta del buen opositor, para referirse a la entrega de la soberanía.

También remata con otra frase bastante cacareada, “mientras Maduro esté en el poder no vendrán las inversiones al país, porque no hay confianza”. Este tema da para otro Enfoco, el peculiar concepto de confianza en los centros de poder financiero mundial, pasa por la entrega incondicional de la soberanía. La historia lo demuestra en cientos de países quebrados y arruinados por capitales golondrinas que luego se vuelven buitres.

En otra ocasión nos dedicaremos a fondo a este tópico. Ahora, nos interesa destacar que la ruta electoral está clara. Las encuestas ratifican que el venezolano quiere paz. No quiere magnicidios, despojos imperiales, ni invasiones.

Mientras las oposiciones siguen dando tumbos en la indefinición y la fragmentación, el pueblo organizado dará nuevamente una lección de civismo. Doblemente resonante esta vez, porque enfrentamos una pandemia letal con disciplina y estoicismo, amén de la asfixia financiera aplicada por los halcones de la Casa Blanca.

 


 

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