La mejor foto del año no es el instante congelado de un momento extraordinario, sino la escena potente de un abrazo envuelto de plástico.
La gráfica fue tomada por el fotógrafo danés Mads Nissen, quien obtiene el galardón del concurso World Press Photo por segunda vez en su carrera.
La foto la tomó en un albergue de ancianos en Brasil, en donde las enfermeras del lugar se las ingeniaron para poder abrazar a los abuelos a través de una cortina de plástico transparente, terminando así con 5 largos meses de precauciones de no acercarse a ellos para no exponerlos a la pandemia.
El instante captado por Nissen es el abrazo entre la enfermera Adriana Silva da Costa Souza y la anciana de 85 años Rosa Luzia Lunardi. En el lugar se ingeniaron una solución sencilla para poder a sentir el contacto prohibido por la pandemia.
El momento corresponde al 5 de agosto de 2020. El mundo se debatía entre el confinamiento, las mascarillas y el desarrollo de los ensayos clínicos de las vacunas. La humanidad especulaba una transformación de la sociedad después del trance del virus, pero lo cierto es que no es fácil cambiar.
Sobre la foto, el autor expresa que ésta: “resume un momento extraordinario de nuestras vidas en cualquier lugar. Aquí leo la vulnerabilidad, los seres queridos, la pérdida y la separación, pero también la supervivencia. Todo ellos en una sola imagen”.
Para Nissen, esta imagen fue su reacción personal y profesional para ayudar a visibilizar la magnitud de un gran problema. Cuando se enteró de lo que pasaba en Brasil y la deliberada inacción de su presidente, confiesa que “sentí la necesidad de hacer algo”.
Han pasado cosas buenas
Si bien desde el momento de la foto hasta el día del premio han pasado 8 meses, ese lapso se ha sentido como un camino largo y de impaciencia del que han salido también buenas noticias que dan alivio.
Rusia dio el primer paso en la carrera de las vacunas con el primer antídoto contra el virus: La Sputnik V. Luego de ella vinieron los preparados de China, Europa y de EE.UU.
Pero la pandemia no solo ha puesto a prueba la conocida innovación de las potencias, sino también la ciencia de los países más modestos. Cuba desarrolla 4 candidatos vacunales. México confirmó que también investiga para tener un antídoto propio; y Venezuela produce un antiviral nacional (Carvativir) para fortalecer sus protocolos de tratamientos.
En medio de las adversidades planteadas por la pandemia, surgen buenas noticias. Ya hay vacunas, hay tratamientos y quedó comprobado que un abrazo envuelto de plástico no es la metáfora de un sentimiento artificial sino la prueba de la determinación humana de seguir manteniendo la rutina hermosa de ejercer la expresión de los sentimientos.