La emotiva anécdota de Diosdado en la enfermedad: “dos veces me fui”

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El diputado venezolano a la Asamblea Nacional, electo por lista nacional el pasado 6 de diciembre, Diosdado Cabello, narró este martes nuevas anécdotas de su vivencia durante el primer mes que batalló duramente contra la covid-19. Reiteró que estuvo tan débil que ni siquiera podía cepillar sus dientes o sentarse en la cama donde permanecía convaleciente.

Ellos (sus familiares) sabían que yo no podía hacerlo (cepillarse) pero como yo soy tan testarudo no me llevaban la contraria (…) Sentía una impotencia terrible y cuando me llevaron en silla de ruedas, me derrumbé”, porque, explica, le gusta estar en la primera línea del combate, nunca en la segunda.

Incluso, agregó en su alocución durante la sesión de balance de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que presidió desde su instalación y este diciembre cesa funciones, que sintió que “se fue” dos veces. “Yo sentí que estando ahí me fui dos veces, partí pues. Una fue médicamente, estaba inconsciente”. Fue cuando los médicos decidieron proceder anticipadamente a la intubación.

En la segunda partida de este plano, sigue narrando el líder revolucionario que puso a todo un país en vilo por su salud, se vio en la Laguna de Sinamaica (norte de Zulia) junto a indígenas venezolanos que pidieron hacerle un ritual propio de su tradición ancestral porque le habían nombrado guerrero.

“Ahí está la raíz de nuestra espiritualidad”, aseguró y prosiguió con su relato. “Uno dijo: mi capitán está respirando, está vivo. El de al lado respondió: no puede ser…Sí, está vivo, está respirando. Así que me devolvieron a una choza y me revivieron, y aquí estoy”. La audiencia del Palacio Federal aplaudió de pie por unos segundos.

“Ahora tengo que ir a la Laguna de Sinamaica, yo me acuerdo el sitio para donde me llevaron”, sumó.

 

dos veces

La fuerza: el pueblo y sus oraciones

El también primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) contó además que pudo salir de la situación de gravedad por dos razones. La primera, su férrea voluntad de vivir: “Yo dije me voy a parar de aquí. Gracias a ese deseo yo salí adelante, porque conozco compañeros que no han podido salir. Perdonen que hable de mí, pero he sido disciplinado en esto”. La segunda, el pueblo, la fuerza de las oraciones.

En ese sentido, volvió a hablar de su conexión con los pueblos originarios. “Con los hermanos indígenas tengo un enganche espiritual. Me van a decir que estoy loco, pero soy un loco feliz”.

“Recuerdo, no sé en qué momento, si consciente o inconsciente, si dormido o despierto, que había una gente en mi habitación con unas armaduras (…) como unas máscaras grandes pero no se me acercaban a hacerme daño, en conclusión yo sentía que me estaban cuidando”.

Finalmente, para completar la emotiva historia refirió que le dieron el alta médica y “como al mes me mandaron de Amazonas unas máscaras exactamente iguales, tipo armaduras, que las que sentí me estaban cuidando. Eso no es mentira, escuálidos digan lo que quieran, aquí estoy. Eso me hace sentir espiritualmente fortalecido“, concluyó.

dos veces

 


 

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