El descalabro de Juan Guaidó en los últimos dos años describe la trayectoria de un avión en barrena. De ser un personaje anónimo, que repentinamente se convirtió en el principal líder opositor, con pleno respaldo norteamericano, hoy día se desdibuja en un horizonte de mentiras, pranes y promesas incumplidas.
“Cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” fue el mantra repetido hasta a la saciedad desde el 23 de enero de 2018, fecha de su autoproclamación. Sin embargo, Guaidó ha visto enlodado su nombre en una lista larga de casos de corrupción. En su expediente negativo figuran, entre muchos otros, el despojo de fondos y bienes de la república, como Citgo, Monómeros y el oro ilegalmente retenido en Inglaterra.
También han contribuido con su acelerado desprestigio las imágenes que circularon por redes sociales. En ellas se ve a un Guaidó sonriente, retratado con una célula del grupo paramilitar colombiano Los Rastrojos. Desde la propia oposición le han llovido ácidas críticas. Uno de sus más acérrimos detractores ha sido el reconocido analista, Luis Vicente León.
Según León, el liderazgo de Guaidó representa actualmente “la nada”. Ello porque no cumplió absolutamente nada de lo que ofreció. También porque se encuentra en niveles mínimos de popularidad. Para el directivo de Datanálisis, existe: “un falso dilema entre negociar y no negociar, votar o no votar. La pregunta es: Vas a hacer algo real y diferente en el plano político o te vas a quedar (como hasta ahora) en discursos políticos y diplomáticos, amenazas incumplibles e intentos de preservación del status quo?”.
Rechazo internacional
Por otro lado, en el seno de su propio gabinete, Guaidó ha experimentado una verdadera desbandada. Le han renunciado desde su “embajadora” en Inglaterra (Vanessa Newmann), hasta los supuestos directivos de PDVSA (Luis Pacheco); Banco Central de Venezuela (Ricardo Villasmil); Citgo (Luisa Palacios); y el Banco Interamericano de Desarrollo (Ricardo Hausmann), entre otros.
Mientras que en el plano internacional la situación ha sido bastante similar. De ser reconocido como “presidente interino”, por un grupo de 60 países, al menos 53 le han retirado silenciosamente el respaldo. Así lo ha reconocido en días recientes un apesadumbrado, Geoff Ramsey, quien funge como director para Venezuela de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
Hasta la misma Unión Europea ha tenido mucho cuidado de referirse a Guaidó como “presidente interino”. Especialmente, tras el vencimiento de su período como parlamentario; y la correspondiente instalación de una renovada y democrática Asamblea Nacional, hecho acaecido a comienzos del pasado mes de enero de 2021.
Política de pranes
Todos estos elementos hacen pensar que Guaidó se encuentra en una situación desesperada. Por un lado tiene que soportar las duras críticas de sus antiguos seguidores a través de las redes. Y por otro debe rendir cuentas de su magra actuación a sus nuevos jefes políticos, es decir a la administración del presidente de EE.UU., Joe Biden.
El cambio de mando en la Casa Blanca ha estado lejos de ser favorable para Guaidó. Si bien EE.UU. no ha llegado a retirarle abiertamente el apoyo, las relaciones se han enfriado. Incluso, algunos voceros han afirmado que Washington habría puesto un plazo al “interino”, para que consiga algún resultado.
Con un liderazgo tan debilitado, es más, casi inexistente, ¿Alguien podría sorprenderse de que Guaidó esté dispuesto a jugarse cualquier carta?, la verdad es que no. Y por ello cobran tanto sentido las denuncias efectuadas recientemente por el actual presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez y el diputado Pedro Carreño, presidente de la Comisión de Política Interior.
Entre malandros
Ambos voceros políticos han señalado a Guaidó y a Leopoldo López de estimular las acciones de algunos pranes en diversas barriadas de Caracas. Con ello se buscaría crear zozobra. También sería un último y desesperado intento por lograr la desestabilización de la paz política.
“Estamos investigando profundamente y en los próximos días van a saber y van a ver fotografías y van a haber videos de malandros (delincuentes), pero malandros de Voluntad Popular y de Leopoldo López y de Juan Guaidó repartiendo dólares en La Vega”, afirmó el máximo representante del poder legislativo.
Con su errático desempeño, Juan Guaidó confirma cada día que fue un experimento político de fuerzas externas para imponer condiciones a los venezolanos. Tras dos años de acciones delictivas confirma su paso vergonzoso de una presidencia “imaginaria”, a la supuesta política entre pranes.