Irán y Venezuela cuentan una historia común. Ambos países bloqueados por el imperialismo que sí existe; y que desata acciones contra quienes deciden construir modelos distintos al hegemónico.
Son países que decidieron hacer Revolución y que se encontraron en el marco de una historia común; no en latitudes pero sí en posibilidad de construir política bajo nuevos conceptos.
Primera semejanza: el imperialismo, un enemigo común
Desde 1979, con la llegada de la Revolución Islámica a Irán y su líder el Ayatolá Jomeini, EE.UU. establece una estrategia de persecución política, económica, militar y cultural contra este país, promoviendo acciones de desestabilización permanente con el fin de recuperar la influencia ejercida en la región.
Según reseña el diario el país (1979): «Estados Unidos tiene ahora veintiún buques de guerra en las proximidades de Irán, incluidos dos portaaviones. Esta importante fuerza naval podría muy fácilmente cerrar el estrecho de Ormuz, entrada del golfo Pérsico, a todos los barcos procedentes o con destino a Irán, bloqueando así el comercio y el tráfico marítimo como represalia».
De esta manera se reseñaba la primera amenaza que recibiría Irán por parte del imperialismo estadounidense; en respuesta a la llegada de la Revolución Islámica que amenazaba su efectiva influencia en la región.
Esta amenaza continuaría determinando un conflicto que desde entonces no ha cesado.
¿Por qué este ataque constante contra Irán?
La ubicación geoestratégica de Irán ha determinado el interés de EE.UU. de apropiarse de este territorio; apoyando a través de sus servicios secretos en 1953 el derrocamiento del primer ministro iraní, Mohamed Mosaddeq, quien avanzaba en la nacionalización de la industria petrolera.
El Sha de Irán asume el poder colocándose al servicio de la dominación estadounidense, hasta el año 1979 con la llegada de la Revolución Islámica bajo el liderazgo del Ayatolá Jomeini.
En 1980, EE.UU. rompe relaciones diplomáticas con Irán y apoya la invasión al suroeste de Irán por parte de Irak hasta 1988. En julio de 1988, las fuerzas estadounidenses derriban un avión comercial de pasajeros iraníes dejando un saldo fatal de 290 personas fallecidas.
Posteriormente, para el año 2002, George Bush incluye a Irán en el llamado “eje del mal” y en 2006 Irán anuncia la reanudación del programa de energía nuclear.
Luego en 2013, el presidente Hassan Rohani busca poner fin a las sanciones económicas anunciando la reducción del programa nuclear.
Se suspenden las sanciones hasta que entre 2016 y 2018 Donald Trump amenaza con cancelar el acuerdo, acción que toma de manera unilateral amenazando con sancionar a los países que importen petróleo desde Irán.
En 2018 se reactivan las sanciones ilegales y los fondos de Irán en bancos estadounidenses son confiscados y se prohíbe el comercio de materia prima.
En 2019 la Guardia Revolucionaria Iraní es calificada por EE.UU. como una organización terrorista. A su vez EE.UU. es declarado por Teherán como “patrocinador estatal del terrorismo”.
El 3 de enero de 2020, luego de altos niveles de tensión, es asesinado con un ataque selectivo de dron, el comandante de la Guardia Revolucionaria iraní y líder de la fuerza de élite Quds, Qasem Soleimani. Un duro golpe al pueblo Iraní.
El imperialismo contra Venezuela
A partir de la llegada de la Revolución Bolivariana el ataque de EE.UU. ha sido inclemente.
Distintos hitos han marcado desenlaces importantes en estas acciones como el golpe de Estado de abril del año 2002 impulsado por la embajada de EE.UU. junto con los dueños de medios de comunicación, empresariado, así como élites de la iglesia católica y las fuerzas armadas.
Asimismo, el golpe de Estado contra la industria petrolera en diciembre de ese mismo año que detuvo en un 100% las operaciones de PDVSA. El mismo fue impulsado en respuesta a las leyes habilitantes; especialmente la ley de hidrocarburos que establecía una política petrolera soberana y detenía la entrega del petróleo a EE.UU. en condiciones miserables para Venezuela.
Sin embargo, luego de la partida física de Hugo Chávez en condiciones que deben ser investigadas; el ataque contra el país ha aumentado hasta llegar a niveles de acoso absoluto contra el gobierno y la población venezolana.
En el año 2015, Venezuela es declarada como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de EE.UU. a través de una orden ejecutiva firmada por Barack Obama, que abrió paso a la imposición de sanciones unilaterales y un bloqueo económico ilegal contra la Nación.
Segunda semejanza: Irán y Venezuela en mercado petrolero mundial
Irán es el país con mayores reservas de gas del mundo (33.5 billones de metros cúbico de gas natural, es decir, 18% de las reservas mundiales) y el cuarto en reservas de petróleo. Además, su ubicación geográfica permite el abastecimiento de energía privilegiada hacia tres continentes: Asia, África y Europa.
Por su parte, Venezuela cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo y una ubicación geográfica privilegiada hacia el mar Caribe; posición que permite el intercambio comercial con todos los continentes y la dotación de petróleo a EE.UU. en un tiempo de apenas tres horas.
Antes de la llegada de la Revolución Bolivariana, Venezuela no ejercía una política petrolera soberana.
La venta de petróleo estaba destinada de manera exclusiva al mercado estadounidense en condiciones paupérrimas para la economía nacional; Hugo Chávez diversificó el mercado petrolero y además impulsó el rescate de la OPEP para dar beligerancia a la organización en el concierto internacional.
Irán ha acompañado esta estrategia desde el primer momento.
En el camino a la construcción de una nueva geopolítica
Las relaciones Irán-Venezuela con la llegada de la Revolución Islámica y veinte años después con la llegada de la Revolución Bolivariana, han constituido una unidad estratégica con un horizonte común: acabar con el imperialismo y avanzar en la construcción de un mundo multipolar.
Las arquitecturas institucionales del concierto internacional quedan desestimadas frente a los procesos de unidad que se han gestado desde entonces, no sólo desde Venezuela hacia Irán, sino además en la concepción de modelos nuevos que promueven la unión de los pueblos desde el ámbito educativo, cultural, social y de resistencia común.