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Por: Amílcar Figueroa Salazar

Algun@s camaradas me han manifestado dos inquietudes:

1.- ¿Qué tan inminente es una agresión militar de Estados Unidos contra Venezuela?
2.-
¿Qué hacer si eso pasa a ser una realidad?

Esas preguntas, aunque formuladas de muy diversas maneras, son recurrentes en el seno del movimiento social, y ameritan una respuesta, desde la perspectiva del sujeto histórico revolucionario; vale decir, desde la perspectiva de comuneras y comuneros, de la clase obrera, de los distintos factores excluidos y ofendidos por el sistema del capital. Cabe añadir, además, otra interrogante: ¿cuál debe ser, en esas circunstancias, la posición a asumir por quienes, desde siempre, hemos luchado por el advenimiento del Socialismo/Comunismo?

De forma sintética, trataré de presentar algunas ideas para orientar la discusión, al respecto:

– La persistencia con que las distintas administraciones estadounidenses (Bush/Obama/Trump) han atacado al proceso bolivariano tiene que ver con el tema que hemos venido analizando, en otras notas, relacionado con el retroceso de su economía y la pérdida acelerada de la hegemonía global que ostentaban, hasta poco tiempo (mundo unipolar) y, cuya recuperación supone, para ellos, la apropiación de los reservorios de materiales estratégicos que, aún posee el planeta. Eso conduce a la élite del hegemón imperialista a retomar un eje fundamental de su política: la Doctrina Monroe. Partiendo de considerar a América Latina su patio trasero, no podían aceptar que, durante la primera década del Siglo XXI, buena parte del continente se le saliera de control.

En ese sentido, de 2008 en adelante, han iniciado una contraofensiva con propósito recolonizador. Obama fue llevado al poder para que, aplicando la llamada política del «poder inteligente», alcanzara ese objetivo. A Trump le ha correspondido un momento de mayor declive y, por tanto, su política está marcada por la desesperación; es mucho más agresiva. Ahora bien, los distintos caminos que han venido explorando, hasta hoy día, no les han dado mayores resultados.

– Si la guerra, en la actual etapa del desarrollo del Capitalismo, tiene características distintivas a otros momentos de la historia, y se han operado, además, cambios sustantivos en las modalidades de intervención imperial; cabe señalar que, Estados Unidos ha entrado en guerra contra la nación venezolana desde hace ya bastante rato, solo que, hasta ahora, la agresión militar directa no es lo que ha primado y, pareciera, que más allá de las amenazas, la guerra psicológica (elemento relevante de la guerra en la actualidad), el cerco y el incremento de presiones de varios tipos, «el poder permanente», que es quien en definitiva decide si escalan a la acción militar, no contaría con  las mejores condiciones para tomar la decisión de pasar a esa fase. Sin embargo, no podemos hacer esta afirmación en términos absolutos: todos los escenarios son posibles, en medio de la actual crisis de decadencia sistémica. Dicho de otra forma, todavía la intervención armada abierta no es la más inminente, entre las acciones de guerra que contra el pueblo venezolano el imperialismo estadounidense tenga previsto en lo inmediato.

Aún así, debemos tener presente que el ejercicio de la violencia siempre ha estado presente en la estrategia de los factores reaccionarios, tanto internos como internacionales; pero, sus resultados han tropezado con un elemento clave: su política no ha logrado fracturar, ni a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, ni al aparato policial del país; salvo desprendimientos individuales que se han sucedido a cuenta gotas. Sin embargo, la política, tanto desdela dirección del Comandante Chávez, como la conducida por Nicolás Maduro Moros; ha puesto su mayor esfuerzo en mantener la paz, evitar la confrontación y su costo en vidas; lo cual, no pocas veces y, habida cuenta, las variaciones en las correlaciones de fuerza, ha llevado al Gobierno a hacer concesiones en la radicalidad revolucionaria. Ejemplo, cuando la derecha desató la criminal “guarimba, aunque no logró triunfos militares de contundencia, logró imponer la Mesa de Negociación Económica.

– En este momento táctico, el Gobierno Bolivariano y el liderazgo de Nicolás Maduro Moros se encuentran fortalecidos. El acertado manejo del combate a la pandemia generada por el Coronavirus le ha permitido recuperar fuerzas y, más allá de eso, mantener la iniciativa política, cuestión subjetiva invaluable a la hora que los imperialistas quisieran abandonar su estrategia de «estrangulamiento» o asfixia del proceso para derrocarlo y/o domesticarlo y, tomaran el camino de perseguir un triunfo, en términos perentorios de tiempo.

– Una intervención militar, bien sea esta ejecutada en forma directa por el Ejército Sur de los Estados Unidos, o por fuerzas militares títeres de la política imperialista, no logrará, en ningún caso, una salida de corto plazo. Por el contrario, conducirá a una cruenta resistencia armada, frente a la cual el proceso bolivariano cuenta ventajas para una lucha de largo aliento:


a.- El cambio operado en el pensamiento militar venezolano, la adopción de la concepción de Guerra de todo el Pueblo, en caso de un conflicto armado;

b.- La reingeniería de la estructura militar, el establecimiento de las regiones militares, y

c.- Especialmente, la existencia de una Milicia Bolivariana muy numerosa y políticamente comprometida con el proceso.


– A las anteriores consideraciones
, hay que añadir que: el cuadro de relaciones políticas y militares que ha cultivado el proceso bolivariano pesan, a la hora de que los imperialistas, aún dentro de la irracionalidad de su desesperación, vayan a decidirse por saltar al injerencismo militar abierto.

– Todo lo expuesto permite pensar que es más probable estemos entrando a una etapa más dura del cerco económico, de mayor apoyo al sabotaje, de mayor infiltración mercenaria en procura deasestar golpes de mano, aspirando que los sectores radicales de oposición pesquen en la situación de escasez y privaciones que, seguramente, viene;para conseguir, así sea parcialmente, un levantamiento interno que les permita, ahí sí, pasar a la intervención directa o sumir al Gobierno en una debilidad tal que lo conduzca a aceptar una negociación en condiciones absolutamente desfavorables.

Pero si, en todo caso, ocurriese la agresión militar, no cabe para los socialistas/comunistas una aptitud distinta que sumar todas las fuerzas posibles, unirnos al combate antiimperialista; ser consecuentes con nuestra tradición histórica de lucha en un proceso de largo aliento, donde quienes sostengan las posiciones más firmes y claras podrán contribuir a señalar el rumbo que, en nuestro caso, debe contemplar ir por más

 

 

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