George Floyd, bloqueo y antibloqueo: Venezuela sí respira

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Esta semana una noticia conmocionó a la opinión pública internacional. Derek Chauvin, oficial norteamericano de 44 años, responsable del asesinato del afroamericano, George Floyd, salió en libertad.

En el país que se autoproclama modelo de los Derechos Humanos, el homicida canceló una fianza de 1 millón de dólares y, listo, abandonó la cárcel como si nada. La jueza que lleva el caso, Jeannice Jenkins, estableció que Chauvin deberá comprometerse a cumplir con la ley, comparecer ante la corte, no trabajar para las fuerzas de seguridad (públicas privadas), renunciar a las armas de fuego y cualquier permiso de armamento. Además, no puede abandonar el estado de Minnesota, ni tener contacto con la familia de Floyd.

Y así funciona la justicia norteamericana. La vida de Floyd vale 1 millón de dólares. Si consigues la suma, problema resuelto. ¿De dónde salió el dinero? ¿Quién protege a Chauvin? En lugar de un castigo ejemplarizante, con el mayor desenfado lo financian para que el crimen quede impune. A nadie le importa la indignación del pueblo afroamericano, el dolor de los familiares, ni la flagrancia con que este desadaptado asfixió a su víctima aplastándole el cuello con su rodilla.

Asfixiar a un país

En escala micro eso que pasó con George Floyd, representa un crimen repudiable infinitamente. Que deja al descubierto la asquerosa lógica supremacista y su desprecio absoluto por la vida del que es diferente. Pero en lo macro, lo que hicieron con Floyd, pueden intentarlo contra todo un país.

Un sociópata, psicótico, como, Donald Trump, tiene su rodilla puesta en el cuello de toda Venezuela. El plan macabro es asfixiarnos en masa hasta que la patria quede exangüe. Así, le da lo mismo bloquear y perseguir medicamentos, alimentos y buques con gasolina, que atletas de alto rendimiento.

Han sido casi 6 años de cerco total, particularmente intensificado, desde que el payaso autoproclamado, salió con su mantra chimbo. Las manos de Trump chorrean con la sangre de más de 40 mil venezolanos asesinados. Por su culpa, la república ha perdido de 100 mil a 200 mil millones de dólares. Una verdadera catástrofe, un espantoso crimen de lesa humanidad, que se torna aún más maquiavélico en medio de la pandemia de covid-19.

Volver a respirar

Para zafarnos de la rodilla en el cuello del anciano obeso y anaranjado, nuevamente el presidente constitucional, Nicolás Maduro, se ha sacado un as bajo la manga. Con su propuesta de una Ley Antibloqueo para el Desarrollo Nacional, el jefe del Estado deja relucir sus dotes de estratega y fino ajedrecista.

El instrumento legal constituye una llave maestra para destrabar el juego económico y financiero. Esto para asegurar la protección del pueblo. En el camino han surgido un corillo de voces «críticas», respetables algunas de ellas, pero que -lamentablemente- no han sabido interpretar el momento tan grave que vive la patria.

Es el bloqueo una agresión mortal, que debe ser enfrentada con poderes especiales. La estrategia del gobierno está clara y las intenciones también. Si alguien ha demostrado lealtad absoluta con este pueblo y tiene moral para exigir confianza, ése es Nicolás Maduro. A quienes dudan, les decimos: gracias a la Ley Antibloqueo, Venezuela sí respira. Un futuro glorioso nos espera.

 

 


 

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