Este miércoles se vivió la tercera jornada histórica de huelga en Francia contra la reforma de las pensiones de Macron. Millones de trabajadores y trabajadoras salieron a las calles nuevamente para luchar contra el aumento de la edad de jubilación y la desigualdad de clases.
Tras la inmensa movilización del pasado martes con más de 2 millones de manifestantes, la intersindical, que agrupa a las principales centrales del país, anunció una nueva movilización para el próximo 16 de febrero.
Francia suele ser el centro del movimiento obrero en Europa, por lo que hay que preguntarse, cuáles son los factores que impulsan estas manifestaciones por pensiones dignas.
Desigualdad social
Aunque no resulte nada nuevo, según expertos, la lucha de clases en el continente europeo se ha acentuado recientemente. Esto ha generado un foco de protestas en naciones como Francia y Reino Unido.
A finales de enero, los trabajadores de la producción eléctrica franceses ejecutaron una especie de operación «Robin Hood»; suministrando energía gratuita a panaderos asfixiados por la subida de las tarifas de servicios, educación y salud.
La crisis del costo de la vida en Europa causó una subida en los precios del gas, el petróleo, las materias primas y la electricidad. Viéndose afectados por la situación en Ucrania y las sanciones impuestas desde de la Unión Europea a Rusia.
El déficit comercial francés, que había estado cerca de los 85 mil 2021 millones de euros en 2022, casi se ha duplicado en 164.
El adeudo de mercado alcanzó los 7 millones de euros, según las cifras publicadas hace poco por el Ministerio para Europa y de Asuntos Exteriores, el peor resultado desde la posguerra.
Francia y el espinoso tema de las reformas de pensiones, fragiliza la imagen del mandatario actual, sumado a una mayoría insuficiente en el Parlamento.
El aspecto clave y más polémico de la reforma es el retraso en 2 años de la edad jubilación (de los 62 a los 64 años), a partir de 2030.
Déficit democrático
Las respuestas a las manifestaciones con represión policial ha sido un visible escenario en días recientes que ha fijado aún más, el concepto de Emmanuel Macron como un gobernante autoritario y antidemocrático.
Las explicaciones del presidente de Francia se chocan fuertemente con la realidad que se expresa en las calles del país.
Otro aspecto por lo que ha sido duramente criticada la gestión actual, es por su ministro de interior, Gérald Darmanin. Este personaje, arrastra acusaciones de violación, uno de los crímenes más graves en el ordenamiento jurídico francés.
Sin embargo, el mandatario nacional respondió en una entrevista que, existía la presunción de inocencia y que Darmanin fue absuelto de 2 causas de este tipo. Hecho que dejó en evidencia su desconociendo sobre la existencia actual de 1 causa abierta contra el ministro.
Ambivalencias en la relación de trabajo
Philippe Martínez, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), ha afirmado con rotundidad que “el gobierno ha perdido la batalla ideológica”.
Efectivamente, el 68% de la población francesa está en contra de la reforma, según la última cifra del Instituto Francés de Opinión Pública.
Ante tal rechazo, el tono de la primera ministra, Elisabeth Borne, (principal responsable gubernamental a cargo de la iniciativa), se ha endurecido desde el comienzo de la movilización. En este contexto, Borne sentenció que la reforma “no es negociable”.
Un reciente informe de la Fundación Jean Jaurès muestra que, entre 1990-2021, los franceses que pensaban que el trabajo era una parte “muy importante” de sus vidas, ha pasado del 60% al 24%.
Asimismo, si en 2008 un 62% de franceses prefería ganar más dinero frente a tener más tiempo libre, hoy la opción inversa ha ganado muchísimo terreno. Sólo el 29% se decanta por la primera, mientras que el 61% elige el tiempo libre.
Malestar físico y mental
Finalmente, se puede decir que la filosofía francesa sobre » la cultura del esfuerzo», quedó en el tiempo tras la lucha de clases que enfrente en la actualidad.
El fenómeno sucede en el contexto actual, donde los obreros ven su vida pasar sumidos en prolongadas jornadas laborales. Mismas que generan altos índices de malestares físicos y mentales en su población. Por lo que, la ansiada jubilación es un sueño para disfrutar su vejez y; con las reformas más la desigualdad social, no la ven llegar jamás; según analistas.
