El último debate presidencial entre los candidatos Donald Trump y Joe Biden terminó mejor que el primero; pues al menos se dejaron hablar y se escucharon más propuestas.
En ese sentido tendría algo de pertinencia lo dicho al final por la moderadora: “quiero darles las gracias ambos por una hora y media muy robusta”.
De los pasajes que pudieran ser más recordados de este careo preelectoral es la muy buena opinión de sí mismo que tiene Donald Trump, cuando en el desarrollo del tema racial aseguró sin que le temblara la voz que “yo soy el menos racista en esta sala”.
El coronavirus
La pandemia fue el punto que abrió el cara a cara. La realidad incontestable de los números fuer el mejor argumento de Biden para golpear a Trump, quien desafortunadamente para él es quien administra una crisis que ya ha matado a más de 200 mil estadounidenses.
Pero ya con un peso ganado en los duelos de la pedantería, Trump esquivó cualquier responsabilidad sobre la pandemia, apuntando a China como “el villano de la película”.
Al mismo tiempo defendió su estrategia de no cerrar el país a pesar de la enfermedad, ya que esa medida resultaría mucho peor que el problema. Y se dio una palmada de razón comprobando su tesis con las consecuencias generadas por los confinamientos en los estados gobernados por los demócratas.
Sobre California y Nueva York dijo: “Los demócratas hacen un cierre tan fuerte que la gente se está muriendo”.
Dicho esto remarcó que no pretende cerrar el país, y menos cuando aprendió a conocer la enfermedad una vez que estuvo contagiado. Aseguró que el 99% de las personas se recuperan, por lo que volvió a repetir que “hay que aprender a vivir con el virus”.
Desde su estrado, Biden aprovechó para replicar que la estrategia de la administración de Trump con la pandemia más bien está acostumbrado el país a morir.
Seguridad Nacional
Los enemigos externos fueron un punto común entre ambos candidatos en este tercer debate. Para los dos, tanto Rusia e Irán buscan intervenir en las elecciones estadounidenses.
Como si Washington no tuviera la inveterada costumbre de intervenir en los asuntos de otros países, Biden prometió castigar a quienes pretendieran manipular desde el extranjero a los electores estadounidenses.
El veterano candidato demócrata dijo: “Cualquiera que interfiera en unas elecciones estadounidenses va a pagar por ello. Están jugando con la soberanía americana, es una injerencia”.
En cuanto a Corea del Norte, Trump defendió sus relaciones con Kim Jong-un, a quien calificó de un buen tipo. Mientras que para Biden el líder norcoreano es un rufián que ya tiene capacidad militar para poner un misil en los EE.UU.
Increíblemente en esta parte no mencionaron a Venezuela, un insumo bastante sobado por el republicano para lastimar a su contrincante demócrata.
Inmigración
Los más de 500 niños retenidos en refugios fronterizos fue el punto más álgido del tema migratorio. Trump suavizó el crimen estadounidense de separar a niños de sus padres, diciendo que estos estaban en albergues seguros y limpios.
Mientras tanto Biden y su oportunismo electoral lo aprovechó para decir que esta situación es un “crimen” que convierte al país en un hazmerreir en ese tema favorito con que Washington le gusta juzgar a los demás: los Derechos Humanos.
Cambio climático
Biden prometió en este tercer debate que de ganar incorporaría a su país nuevamente al Acuerdo de París. En cambio Trump sigue convencido que hizo lo mejor al retirar a los EE.UU. del acuerdo.
Para el presidente estadounidense, el acuerdo “nos desfavorecía mucho, nos iban a quitar nuestras empresas”.
Y por si quedaba alguna duda, remató diciendo: “no voy a sacrificar empresas y millones de empleos por el Acuerdo de París”.
En cuanto a las compañías petroleras, Biden ofreció una medida que si bien es un guiño para los ambientalistas, es un desafío para la industria. Aseguró que retiraría subvenciones a este sector para favorecer una transición progresiva a las energías limpias.
Aunque formalmente el debate de este jueves fue el tercero en el cronograma electoral; en la práctica fue el segundo, ya que el anterior no se realizó porque Trump desestimó hacerlo de manera virtual, y Biden exigió un PCR negativo de su contrincante.
