La incógnita en Bolivia está despejada: Luis Arce es el nuevo presidente del país. Pero llegar a saber esto costó un duelo de tensiones que las maniobras para esconderlo no aguantaron demasiado. Una de las 2 empresas encuestadoras autorizadas para dar un resultado terminado una vez el proceso de votación, confirmó lo que ya se sentía en la calle: que el MAS ganó y de manera nítida.
De acuerdo a estos datos, Luis Arce sacó más de 52% de los votos; y dibujó una ventaja de más de 20 puntos sobre Carlos Mesa, quien volvió a confirmar por según año consecutivo que su base electoral tiene techo.
La expectativa en el resultado de las encuestas se hizo vital una vez que el Tribunal Supremo Electoral decidió un día antes de los comicios que suprimiría el sistema de conteo rápido, el cual era un anticipo del órgano comicial de los resultados definitivos.
Según este organismo, resolvieron prescindir de esta herramienta para contribuir a la tranquilidad del país, ya que el clima anterior a la votación vislumbraba un escenario más ajustado y de tensión entre el partido despojado del poder y la dictadura que tomó el gobierno por la fuerza.
En un raro gesto de sensatez política, el excandidato presidencial Jorge Quiroga le respondió al presidente del TSE que el trabajo de su institución es la de “contar votos y no la de hacer terapia colectiva”.
Horas de tensión
Una vez terminada la votación, y pasada las 9 de la noche, comenzó una tensión general que se relajó en la madrugada. Esa hora es a la que tradicionalmente las empresas de sondeo de opinión divulgan sus boletines, pero esta vez tardaron.
Para los afines al MAS, la demora era deliberada, pero las encuestadoras se defendieron diciendo que sufrieron dificultades para recolectar los datos.
Finalmente la ansiedad fue despejada con los números en los medios locales que revelaron la victoria de Luis Arce con 52.4%; seguido de Carlos Mesa con 31.5. Tercero terminó el extremista de derecha Luis Fernando Camacho con 14.1. En el cuarto puesto el empresario de origen coreano Chi Hyun Chung con 1.6%; y muy lejos en el quinto puesto Feliciano Mamani con un exiguo 0.4%.
Este resultado ha sido celebrado por los sectores progresistas como la reiteración de una decisión irrefutable que hace un año reeligió a Evo Morales, pero que fue desconocida por la derecha.
La crisis desatada por el golpe de estado generó un paréntesis autoritario que le ha costado al país centenas de muertos y detenidos; así como persecución política y judicial hacia funcionarios del gobierno de Evo, así como a dirigentes del MAS.
Derrotada la derecha en las urnas, Bolivia se encamina en una vía despejada por el pueblo hacia la democracia.