El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió el pasado 15 de abril, en una rueda de prensa en la Casa Blanca, con forzar un receso del Congreso y así poder nombrar funcionarios cuyas nominaciones, según él, están siendo bloqueadas por legisladores demócratas; aún cuando en Washington, rige una orden de confinamiento hasta el 15 de mayo debido a la pandemia del coronavirus.
El senado, con mayoría republicana, prevé reunirse hasta el 20 de abril. Tiene la facultad de confirmar o rechazar los nombramientos del presidente para determinados cargos: jueces federales, jueces del Tribunal Supremo y embajadores.
La cámara alta suspendió sus sesiones plenarias hasta el 4 de mayo, pero se reúne regularmente en sesiones pro forma (breves reuniones en las que un legislador abre la sesión y la cierra apenas un minuto después; aun siendo pocos senadores pueden aprobar textos por unanimidad). Mientras estas sesiones se celebren, el Presidente no puede proceder con sus nombramientos eludiendo el visto bueno de los legisladores.
Entretanto, el presidente republicano manifestó que «lo que se está haciendo ahora al abandonar la ciudad mientras se llevan a cabo sesiones pro forma falsas es un abandono del deber para con los estadounidenses que no puede permitirse durante esta crisis… Ejerceré mi autoridad constitucional para levantar las dos cámaras del Congreso«, y agregó que hay hasta 129 nominados «atrapados en el Senado por obstrucción partidaria».
Mientras Estados Unidos figura como el país más afectado en el mundo por la pandemia del nuevo coronavirus, la administración de Trump ha puesto el foco en agredir a Venezuela, tal como lo reiteró ayer el diplomático Mike Pompeo contra Venezuela, y en ganar ventaja electoral, dado que el nombramiento de jueces conservadores es clave para el llamado de votantes republicanos en las venideras elecciones de noviembre.
