Dólares rotos, sucios o manchados: ¿No tienen valor?

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Agobiadas por una política criminal de cerco financiero, las autoridades venezolanas flexibilizaron el mercado cambiario, para permitir la circulación de dólares estadounidenses. Este proceso que se afianzó a lo largo del pasado año 2020, ha funcionado como una especie de válvula de escape, permitiendo la reactivación de ciertos sectores económicos, especialmente del comercio y los servicios.

Hoy por hoy, forma parte de la cotidianeidad de muchas personas la utilización de dólares para cancelar algunas compras, bien sea de alimentos, arreglos domésticos o servicios de belleza y salud, entre otros. Esta política del Ejecutivo también ha facilitado la recepción de remesas desde el exterior, que en el marco de un contexto de radicalización del bloqueo han venido a oxigenar la maltratada economía interna.

Sin embargo, pasado un tiempo lo que en su momento alivió la situación de muchas personas, ahora se está convirtiendo en una fuente de dolores de cabeza. O mejor dicho abusos por parte de comerciantes inescrupulosos, con unas ansias infinitas de ganar dinero a costa de las necesidades del pueblo.

Extorsionadores

Por un lado, ante la escasez de sencillo en divisas extorsionan al usuario por varias vías. En primer lugar prácticamente lo fuerzan a consumir más, para llevar la transacción a montos exactos, siempre más elevados. Y por el otro, en el colmo del descaro, algunos comercios o camioneteros, si tienen que dar vuelto utilizan como referencia la tasa oficial del Banco Central de Venezuela. Pero al recibir bolívares sí se rigen por el dólar especulativo.

También es frecuente que algunos pretendan dar el vuelto a tasa oficial y en bolívares. Es la usura sin límites del bachaquerismo, pero trasladada al campo de las operaciones comerciales de pequeña escala. En ese terreno, por su puesto, el que siempre lleva la peor parte es el ciudadano de a pie. Al que por lo general no le sobran las divisas (las pocas que obtiene son producto de un arduo trabajo). Y cuando se enfrenta al sector comercial y de servicios se consigue con una fauna famélica de ratas, zamuros, tiburones y hienas.

Desgraciadamente, estos sujetos, aunque no sean todos, generalmente se reinventan pero para hacerlo peor. De una tiempo para acá ahora se ha convertido también en un «lucrativo negocio» la compra de billetes de dólar rotos, manchados y deteriorados. En realidad, este insólito mercado ha surgido como el resultado de oportunistas, que nunca faltan. Todos ellos prestos a capitalizar cualquier posibilidad de ganar dinero, por descabellada que ésta parezca.

¿Rotos y manchados no valen?

Sin embargo, la verdad es que en este caso el pecado original viene de la ignorancia supina de comerciantes y trabajadores por cuenta propia, que se niegan tercamente a recibir cualquier billete de dólar, perfectamente legal pero con un mínimo desperfecto. Esto ha hecho que de forma ridícula tengamos que incurrir en lo que se conoce técnicamente como sobrecumplir con el dinero. Es decir, prácticamente velar porque el papel moneda tenga siempre y en todo momento un aspecto como acabado de salir de la imprenta.

Semejante conducta es un despropósito desde todo punto de vista. En primer lugar, por su propia naturaleza, el circulante está pensado para pasar por muchas manos. El dinero en la calle cumple un ciclo de vida que dependiendo del país puede variar en años, pero se sobreentiende que, a fuerza de usarlos, en algún momento algunas piezas van a deteriorarse.

Eso es normal y pasa en cualquier país. También es verdad que el usuario tiene la obligación de cuidar los billetes, porque constituyen un bien patrimonial del Banco Central que los emite. Sin embargo, es un absurdo que los comerciantes se nieguen a recibir estos billetes de dólar, porque el deterioro aún cuando no sea leve, de ningún modo es transferible al usuario.

Es decir el dinero impreso, en este caso los dólares, siempre va a ser un patrimonio del organismo que emite, es decir la Reserva Federal de los Estados Unidos, que está en la obligación de recibir los billetes gastados y reponerlos por unos nuevos. Esta es una operación elemental, que mantiene para el tenedor (propietario del billete), como mínimo el 98% del valor real del ejemplar a canjear, siempre que sea uso legal.

Negocio redondo

De manera que estos billetes gastados sí tienen perfecto valor, tanto en Estados Unidos como en cualquier otro país. Pero personas inescrupulosas, una vez más, aprovechan la situación para lucrarse. Estos sujetos que se dedican a comprar dólares deteriorados, en algunos casos lo hacen hasta un 50% por debajo del valor real. Como se ve un negocio redondo.

La recomendación en este caso es que no actúe de manera apresurada. El gobierno bolivariano de la mano con la nueva Asamblea Nacional trabaja en un plan para digitalizar al 100% las operaciones con bolívares. Igualmente, gracias a la Ley Antibloqueo se trabaja en un programa de recuperación de inversiones, así como en nuevas facilidades para la apertura de cuentas de ahorro y cuentas corrientes en divisas.

En economía, como en todos los aspectos de la vida, la desesperación es mala consejera. Si recibe un billete de dólar deteriorado no caiga en manos de los usureros. Sea paciente y acuda sólo a las vías legales-institucionales, para resolver su caso. Tenga claro que los dólares rotos, sucios o manchados sí tienen valor.

 

 


 

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