La justicia de Francia tomó este lunes una decisión histórica: sentenció a prisión a un expresidente de ese país. El hombre detrás de la hazaña es Nicolás Sarkozy.
El exmandatario fue condenado por los cargos de corrupción y tráfico de influencias.
La pena sería de 3 años, pero podrá pasar los 2 primeros años sin que poner un pie en la cárcel, y el último año podrá derivar en una detención domiciliaria o libertad vigilada con un grillete electrónico. Según reseñan medios europeos, las condenas son inferiores a lo solicitado por la fiscalía.
Además de Sarkozy, su abogado también fue sentenciado y además castigados con 5 años de inhabilitación para ejercer su profesión.
Los jueces que llevaron la causa habrían comprobado que existió “un pacto de corrupción para beneficiar los intereses judiciales del expresidente en otras causas abiertas” luego que salió del cargo de jefe de estado.
Estas revelaciones surgieron de una llamada telefónica intervenida a Sarkozy y sus abogados en 2014.
En esta causa también recibió sentencia un exmagistrado, Gilbert Azibert. El ex presidente se contactó con él para obtener información sobre otras acusaciones en su contra a cambio de ayudarle a conseguir un mejor cargo en Mónaco.
Los tribunales juzgaron este caso como “particularmente grave”. Consideraron que el expresidente utilizó su estatus, para beneficiarse de un delito.
Nicolás Sarkozy podrá apelar la decisión. Además de este proceso, enfrenta otro por presunta financiación ilegal de la campaña presidencial de 2012.
La justicia sospecha que su partido gastó en la campaña el doble del límite permitido en ese país.
