Cien días de Lula: Un impulso para Suramérica

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Este lunes 10 de abril se cumplen los primeros cien días de Lula en el poder. Es la tercera vez que Luiz Inázio Da Silva preside Brasil. Pero en esta oportunidad, luego de dos gobiernos de derecha, su llegada tiene un impacto significativo, por la importancia del gigante amazónico para la región suramericana.

 Al cumplir sus primeros cien días, el líder brasilero publicó una columna en el diario «correio Braziliense» en el que destacó a dónde están dirigidos sus primeros esfuerzos. 

Sin embargo, proponemos comenzar el análisis desde afuera; sin duda, Lula fortaleció procesos significativos para el tablero geopolítico de América Latina.

Integración renovada

No es un secreto que el gobierno de Jair Bolsonaro excluyó a Brasil de los mecanismos de integración latinoamericana, desde donde se promueven relaciones de independencia, soberanía y complementariedad.

Al contrario, se sumó a proyectos que dinamitaron la unión y privilegiaron intereses foráneos; vale decir, el extinto Grupo de Lima.

Todo lo anterior significó un retroceso importante para la construcción de estrategias comunes entre las naciones latinoamericanas para superar sus problemas históricos. Sobre todo, si se tiene en cuenta que son reconocidas por integrar la región más desigual del mundo.

Venezuela quedó entre los países que mantuvieron en alto las banderas de la integración y la complementariedad.

En la actualidad, América Latina y el Caribe recomponen el proceso integracionista que protagonizaron a principios de este siglo, en el que el presidente venezolano Hugo Chávez tuvo un liderazgo indiscutible.

Sin embargo, la llegada de Lula da un impulso definitivo. De esta manera, la Celac recobra recobra protagonismo. Se trata de un organismo que, nada más y nada menos, decretó América Latina y El Caribe como zona de paz.

El regreso de Brasil y Argentina a la Unasur, que anunciaron los líderes de ambos países la semana pasada, revive una instancia de organización que en su tiempo enfrentó los intentos de golpes de Estado en América del Sur y generó espacios de integración más allá de lo político. 

El precedente de mayor importancia tiene que ver con la contundente respuesta de Lula al canciller alemán, Olaf Scholz: América Latina no enviará armas para el conflicto en Ucrania.

Eso sin contar las relaciones estratégicas con China, que además, se desarrollan con monedas nacionales. Este hecho impulsa, no solo la agenda multipolar, sino que abona a concretar la caída de la hegemonía del dólar en el mundo.

Logros para Brasil

Sin embargo, son los brasileños los testigos principales de la gestión, a cien días del gobierno de Lula.

Según su columna en el Correio Braziliense, en este tiempo su labor se centró en trabajar «incansablemente para devolver la dignidad y la calidad de vida al pueblo brasileño, especialmente a los 33 millones de víctimas del hambre”.

De igual forma, aseguró que, con su mandato, a Brasil volvió el cuidado del medio ambiente, el respeto internacional, el cuidado de la salud, entre otros aspectos. Un gobierno con profundo acento social.

Más allá de las palabras del propio presidente, lo respalda su aprobación ubicada en 38%, según Datafolha. Los medios locales resaltan que se trata de una aceptación alta, incluso por encima de la que obtuvo Bolsonaro en su momento.

No obstante, se trata solo de los primeros cien días de mandato. Las políticas deben concretarse y las promesas electorales terminar de convertirse en acción. Pero lo ocurrido hasta el momento deja buenos augurios, más allá de las fronteras brasileñas.

 


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