Chávez y Fidel tienen algo que enseñar a todos los Sur | Por L. Vasapollo y R. Martufi

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Es urgente restablecer una Europa en la que las políticas económicas se orienten a las necesidades materiales directas e inmediatas de los trabajadores, los desempleados y las personas sin hogar.

En nuestros estudios e intervenciones hemos puesto siempre de relieve que la actual Unión Europea está marcada por un dramático «vacío de democracia». Agravado por el hecho de que detrás de las políticas económicas neoliberales impuestas por la “dictadura del euro”, “hay una verdadera masacre social, de los precarios a la clase media, por el bien de las finanzas”.

Como se explicó en el libro – ‘PIGS, la venganza de los cerdos. Para un programa de alternativa del sistema: salir de la UE y del euro, construir la Zona Euromediterránea – la alternativa existe. “Pensamos que los países de la zona mediterránea, que son los más complementarios entre sí y que sufren más esta crisis, pueden poner en marcha movimientos sociales y de trabajadores por un impulso al cambio y, por qué no, una alternativa a la Unión Europea”.

Quizás tomando como ejemplo el Alba latinoamericana. Una unión entre Estados soberanos basada en la solidaridad y no en la competencia. Donde el interés supremo es mejorar las condiciones de vida de los pueblos. No producir beneficios cada vez mayores para el codicioso capital financiero.

Si el neoliberalismo de la derecha y de la izquierda produce miseria y pobreza, entonces es hora de nacionalizar.

A determinar el retorno de la actualidad de este tema crucial para la economía de un país a desarrollo eco-socio-compatible han contribuido seguramente las polémicas suscitadas por el trágico curso de la pandemia del coronavirus que ha evidenciado más dramáticas condiciones sociales provocadas por décadas de neoliberalismo y por la desconsiderada gestión de la crisis sistémica. Crisis económica, pero también social, que puso de manifiesto el fracaso total de la privatización del sistema industrial italiano.

En efecto, se data de 1993 – en aquel momento estaba el gobierno Giuliano Amato – el inicio de la estrategia que llevó al Estado a retirarse de la economía. De acuerdo con los dictados del neoliberalismo. Donde todo debe ser dejado a la gestión de la llamada mano invisible del mercado. El fracaso de tal teoría económica está a la vista de todos. Con una Italia en plena devastación económica y social.

De un tema central e ineludible, como las nacionalizaciones, para cualquier fuerza política que desee levantar el destino del país y las condiciones de vida de la clase obrera y de las amplias masas populares hemos decidido discutirlo en este congreso del Cestes y es ineludible ahora discutirlo como acto primario de un gobierno del cambio, un debate en profundidad en el que se profundice el debate sobre la necesidad de romper la jaula de la Unión Europea y se presente una propuesta política que aluda a una zona alternativa euro/mediterráneo desvinculada de los dispositivos de dominio, robo y sumisión de la burguesía continental europea.

La política de ajuste permanente establecida en la UE como política única representa un problema político enorme para cualquier fuerza, aunque no sea necesariamente revolucionaria, sino simplemente reformista, que, sin poner en tela de juicio el marco de la acumulación capitalista, quiera mejorar las condiciones de inserción de su país en la división del trabajo internacional y europeo.

A partir del verano de 2007, con el consiguiente colapso del mercado crediticio mundial, hemos sido testigos de un intervencionismo estatal regenerado en todos los países con capitalismo maduro. Pero no para relanzar la producción y el empleo a pleno salario y plenos derechos en la economía real, sino para salvar el sistema bancario y financiero. Estas operaciones, que tienen por objeto devolver el oxígeno al sistema bancario, aumentan fuertemente el déficit fiscal de los países centrales, tanto por la magnitud de las sumas utilizadas como por la disminución de los ingresos fiscales, debido a la desaceleración de las inversiones productivas provocada por la reducción del crédito a la producción, que de hecho bloquea los procesos de crecimiento de la acumulación capitalista.

De esto no se habla en las propuestas que están sobre la mesa de los Jefes de Gobierno europeos, como tampoco se habla del efecto más pernicioso de la moneda única, que no tiene nada que ver con el desequilibrio fiscal o financiero, sino por el hecho de que permite a una economía fuertemente exportadora (Alemania) vender a bajo precio (en comparación con el tipo de cambio que tendría una moneda nacional alemana) y obliga a vender productos costosos a países con estructuras productivas fuertemente importadoras (además, en una moneda revalorizada).

Por lo tanto, la única oportunidad que les queda a países como España, Portugal o Italia – y a veces también Francia – para equilibrar su cuenta extranjera es… salarios más bajos. “Condenados para siempre”, porque la reducción salarial es la mejor manera de hacer que inversiones ineficientes en términos internacionales obtengan ganancias en el espacio nacional, es decir, por acumulación y concentración de capital en sectores de baja productividad.

No se trata de un simple relanzamiento de una consigna, sino de un verdadero programa a medio plazo para la nacionalización de los sectores estratégicos de la producción.

Se necesitó la catástrofe del coronavirus para volver al orden del día – del debate público y de la agenda política – el verdadero desastre social producido por la larga temporada de privatizaciones, enajenaciones, externalizaciones y empobrecimiento del patrimonio industrial e infraestructural de nuestro país. Una secuencia que ha marcado fuertemente el curso económico del capitalismo italiano al menos en los últimos 25 años provocando no sólo una desregulación del trabajo y de los derechos sino también un empeoramiento de la cantidad y de la calidad de la oferta de los servicios públicos y esenciales.

En efecto –queriendo periodizar esta fase de reestructuración del Sistema/Italia– podemos fechar del período de vigencia del Gobierno Amato (1993) el inicio de la larga serie de privatizaciones que han modificado el rostro y la estructura del capitalismo tricolor junto con el conjunto de las relaciones productivas, económicas y normativas de la Empresa/Italia.

Hemos vivido toda una fase de la historia económica en la que entidades financieras conocidas como Société Générale, Rothschild, Crédit Suisse, JP Morgan, Goldman Sachs (es decir, la cúpula de los poderes fuertes del capitalismo internacional) han hecho ‘el bello y el mal tiempo’ canibalizando la estructura industrial italiana, dictando las condiciones de su liquidación, las consiguientes políticas contra los obreros que se aplican a los trabajadores afectados por estos procesos y imponiendo la línea de conducta a seguir que – aunque con enfoques diferenciados – ha sido aceptado y aplicado supinamente por la sucesión de los varios ejecutivos del gobierno en el curso de estos décadas.

Por otra parte, el consumo de algunos acontecimientos simbólicos de los últimos años – Alitalia, Ferrovie, Sip/Telecom e Ilva en primer lugar – ha vuelto a proponer un escenario económico en el que sólo rige la lógica del beneficio a cualquier precio, el abandono de toda apariencia de cláusula social, la ausencia de cualquier forma de programación con una idea de desarrollo general útil para la colectividad y el triunfo del feroz tótem ultraliberal de la “centralidad del mercado”.

Todo esto ha ocurrido en una coyuntura política en la que los procesos de centralización y concentración de los sectores más fuertes de la burguesía continental (anidados alrededor del núcleo duro de la Unión Europea) han favorecido e impulsado las dinámicas de expoliación, la reducción del tamaño y la degradación de la economía de nuestro país hacia una devaluación general de la mano de obra y de su calidad salarial, normativa y profesional. Un proceso científicamente planificado que ha sido funcional para la nueva división del trabajo y sus cadenas de suministro a lo largo de toda la eurozona en un contexto objetivo de aceleración de todos los factores de la competencia internacional entre bloques y potencias globales.

El conflicto social y la fuerza del movimiento obrero crecían y cuando el amortiguador del Estado social y de las nacionalizaciones ya no son servidos, el gran capital nacional y transnacional, y por lo tanto también los Estados Unidos, han jugado en Italia el arma del terrorismo y del fascismo. Recordemos la temporada de matanzas impunes, los intentos de golpe de Estado. No hay capitalismo bueno y uno malo. El capitalismo utiliza sus instrumentos en función de las relaciones de fuerza. Cuando las relaciones de fuerza eran positivas para los trabajadores el capital tuvo que conceder nacionalizaciones y el Estado social. Una vez vencido el movimiento obrero, realizó una ‘normalización’ borrando todos los logros arrancados a través de décadas de lucha.

Si los países de la periferia europea quieren recuperar el control sobre la actividad productiva, sólo podrán hacerlo de forma conjunta y mediante un proceso de ruptura con el modelo de las finanzas privadas y con el espacio monetario asimétrico de ahora. La salida del euro es una opción política más que económica y puede ser un paso hacia la solución de los graves desequilibrios estructurales de las economías periféricas, que no son desequilibrios financieros, sino productivos: una base industrial en declive, un enorme desperdicio de mano de obra, una concentración escandalosa de la riqueza y del patrimonio.

Salir del euro proponiendo una nueva moneda para países con estructuras de producción más o menos similares sería la única alternativa viable, que permitiría tanto mantener un margen de negociación con las instituciones comunitarias y con el Banco Central Europeo como crear un nuevo bloque político institucional capaz de realizar un modelo de acumulación favorable a los trabajadores.

A este respecto, reviste especial importancia – por sus aspectos políticos/prácticos deseables frente a las luchas populares y a los movimientos sociales – el Programa de Alternativa de sistema: salir de la UE, del Euro, construir la Zona Euromediterránea, recientemente adoptado por la Plataforma Social Eurostop, que considera en las luchas para imponer la Nacionalización de los sectores estratégicos de la economía un punto programático serio y constitutivo para esa indispensable acumulación de fuerzas y estructuración de un nuevo movimiento obrero y popular capaz de imponer otra economía y una nueva configuración geopolítica de los pueblos del Mediterráneo, también para contrarrestar, invertir y socavar los nuevos y actuales objetivos neocoloniales que producen miles y miles de inmigrantes y emigrantes, afirmando un proyecto en el que la autodeterminación de los pueblos es la base de una alianza internacionalista que no recaiga ni intercambie el internacionalismo en el globalismo burgués, hecho de personas apátridas que se la toman sistemáticamente con su vecino más pobre como causa de todos. Nuestras tareas siguen siendo muy claras y decididas en contraponer a las políticas de masacre social con las luchas, reforzando el tejido conflictivo de clase y siempre velaremos para que el gobierno trabaje para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y de la población italiana. Nos organizaremos como siempre contra ministros y fuerzas de gobierno que no se preocupan por la suerte del país ni por las buenas relaciones internacionales.

A este respecto, reviste especial importancia – por sus aspectos políticos/prácticos deseables frente a las luchas populares y a los movimientos sociales – el Programa de Alternativa de sistema: salir de la UE, del Euro, construir la Zona Euromediterránea, recientemente adoptado por la Plataforma Social Eurostop, que considera en las luchas para imponer la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía un punto programático serio y constitutivo para esa indispensable acumulación de fuerzas y estructuración de un nuevo movimiento obrero y popular capaz de imponer otra economía y una nueva configuración geopolítica de los pueblos del Mediterráneo, también para contrarrestar, invertir y socavar los nuevos y actuales objetivos neocoloniales que producen miles y miles de inmigrantes y emigrantes, afirmando un proyecto en el que la autodeterminación de los pueblos es la base de una alianza internacionalista que no recaiga ni intercambie el internacionalismo en el globalismo burgués, hecho de personas apátridas que se la toman sistemáticamente con su vecino más pobre como causa de todos. Nuestras tareas siguen siendo muy claras y decididas en contraponer a las políticas de masacre social con las luchas, reforzando el tejido conflictivo de clase y siempre velaremos para que el gobierno trabaje por mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y de la población italiana y nos organizaremos, como siempre, contra ministros y fuerzas de gobierno que no se preocupan por el destino del país ni buenas relaciones internacionales.

El gobierno amarillo rosa (Cinco Estrellas y Partido Democrático), que actúa bajo el mando de los grandes operadores de la UE, está, al menos, aplastado por las posiciones belicistas.

Y que este país no tiene oposición institucional, sino sólo social . Y no queremos olvidar que el PD (el Partido Democrático) es el primer culpable de todas las leyes liberticidas, privatizaciones y concesiones a las multinacionales. Pensemos en las llamadas liberalizaciones promovidas por Pierluigi Bersani. Los criminales bombardeos perpetrados contra Serbia cuando Massimo D’Alema era el jefe del gobierno italiano. Estos dirigentes, que han vendido y destruido la izquierda italiana, han abierto de par en par las puertas del país a la Troika. No tienen ningún vínculo con la clase obrera y trabajadora, porque responden únicamente a los intereses de ciertos sectores del capital internacional.

Este es un país que actualmente no tiene gobierno ni oposición. La única oposición es la de las calles, la oposición es la de los poquísimos medios libres e independientes, y la de sindicatos como el USB, de movimientos sociales y de fuerzas como Potere al Popolo (Poder al Pueblo) que tratan de organizarse y darse una perspectiva. Una perspectiva que junto con Eurostop y otros movimientos indicamos en la salida del euro y de la OTAN, para la creación de una ALBA Euromediterránea, que tenga como modelo la experiencia latinoamericana

LUCIANO VASAPOLLO Y RITA MARTUFI

(Traducción: Nazareno Galiè)

Tomado original de Faro di Roma

 


 

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