Chávez: A 8 años de su trascendencia

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Una triste de tarde de marzo, uno de los hombres más queridos por los pueblos del mundo, elevó su último suspiro. Hugo Chávez fue la mecha de esperanza que encendió al siglo XXI con ideas, acciones solidarias y ejemplos que develaron la incapacidad (y falta de voluntad) del nuevo imperialismo para superar los males que aquejan actualmente a la humanidad.

Entre sus acciones más destacadas, estuvo demostrar que, si la riqueza de un país se distribuye de manera eficiente y equitativa, la calidad de vida de todas y todos mejora significativamente, develando que la pobreza sí es la consecuencia del robo de la fuerza de trabajo y la acumulación excesiva de los grandes capitales en pocas manos.

Lideró batallas incansables por llevar el programa de los pueblos a los organismos multilaterales, apoyado en el ejemplo de las políticas de países invisibilizados, criminalizados, bloqueados y excluidos del debate mundial, por plantarse en contra del saqueo de sus recursos y la explotación de sus connacionales.

Apoyó las denuncias en contra de las guerras económicas y le puso nombre y apellido a los verdugos del mundo. ¡Huele a azufre!, fue la sentencia hacia los responsables de las masacres más crueles contra países cuyo único delito es no alinearse a las pretensiones económicas del norte de américa y poseer recursos estratégicos, necesarios para dar ventajas en el escenario económico mundial.

La Venezuela de Chávez

Desde el conocimiento profundo de la realidad del país, Chávez inició el desarrollo de un plan nacional, a largo plazo, orientado no sólo a satisfacer necesidades, sino hacia la democratización de oportunidades para que las bases trabajadoras pudieran protagonizar el parto de una nueva sociedad.

Sobre el principio de la participación protagónica, se inició el trabajo en áreas fundamentales, que garantizara la protección de los derechos humanos bajo el criterio del acceso universal: educación, salud, vivienda, cultura y recreación…

Así nació el sistema de misiones socialistas, que atiende de manera territorial, particular, las carencias producto de las desigualdades que produce el sistema hegemónico, vigente en Venezuela. Con él se logró reducir la pobreza extrema a 4,5%, erradicar el analfabetismo, atender la salud de millones de habitantes (desde el nivel básico al quirúrgico), creación del Sistema Nacional de Orquestas que ha dado la vuelta al mundo, entre otros.

También inició planes para reconocer las deudas históricas laborales y la asignación de divisas a todos los sectores del pueblo venezolano, que facilitó por un lado las condiciones para mejorar la economía de las familias y promovió la movilidad turística internacional.

El tiempo de Chávez, en definitiva, devolvió la riqueza y la dignidad a las mayorías, a pesar de las resistencias, la conspiración y los ataques propinados por sectores de la oposición, financiados internacionalmente.

¿Por qué el ataque internacional al programa de gobierno de Hugo Chávez?

La economía venezolana, en general, depende de la actividad comercial de uno de los productos más demandados del mercado internacional: el petróleo.

Durante el gobierno del comandante Chávez, dicha actividad continuó su curso. Las empresas internacionales siguieron sacando recursos estratégicos y las empresas nacionales siguieron produciendo y exportando. El único asunto que cambió fue quién administraba la renta: el Estado.

Este cambio representa un reto al modelo corporativo, que asegura que el Estado sólo debe encargarse de atender a la población más vulnerable, mientras que las empresas privadas deben administrar los bienes y servicios.

Chávez logró demostrar que era imposible que el Estado cumpliera con su rol protector, si no se hacía dueño de los recursos de su nación, y que las empresas nunca estarían interesadas en mejorar los indicadores sociales, porque ello afectaba sus cuantiosas ganancias.

Así llevó adelante la carrera por la dignificación del precio de los recursos naturales venezolano, que resultó en el aumento del valor del petróleo y el fortalecimiento de la OPEP.

Este paso lo llevó a conocer al mundo, y abrió puertas para que ese proyecto nacional se convirtiera también en la guía de otros países, al tiempo que Chávez también tomaba ideas, principios, de las luchas en otras latitudes.

El movimiento de países no alineados cobró fuerza, y las alianzas en el “patio trasero” de EE.UU. también. Nacieron organismos internacionales que rechazaban la presencia de EE.UU. y Europa en la definición de sus intereses y se crearon nuevas alianzas y amistades en el mundo.

También le permitió extender su mano generosa hasta el corazón mismo del imperio, llevando al Bronx gas venezolano para calentar las frías noches de invierno producto del descuido de su propio gobierno.

Estas acciones desataron el odio del imperialismo, que no tardó en arreciar el ataque contra el modelo socialista venezolano.

La guerra contra Chávez y su lucha

Los gobiernos del Comandante Chávez, desde sus inicios, recibieron importantes ataques para procurar su renuncia.

El imperio norteamericano no cesó -ni ha cesado- en su intento por impedir la consolidación del proyecto bolivariano, en contra incluso de la voluntad del pueblo venezolano.

El asedio incluyó desde sabotajes a la industria petrolera nacional y los servicios públicos, pasando por secuestros del presidente y bloqueos económicos. También el financiamiento de grupos irregulares internacionales (paramilitares), la organización de mafias y bandas para atacar la seguridad y el pago de agentes para infiltrarse en las filas del gobierno y las instituciones.

Por otra parte, se inició un plan para devaluar el valor de la moneda nacional, por la vía de la imposición de una lógica cambiaria irracional, proveniente desde Cúcuta, junto con el desvío ilegal de la producción nacional. El objetivo fue presionar un ambiente de escacés que arrodillara al pueblo.

¡Chávez invicto!

A pesar de estos esfuerzos, Chávez y su pueblo salieron airosos en cada batalla. Incluso logró ganar sus últimas elecciones, con una distancia importante del candidato opositor y en medio del padecimiento de salud que le ocasionaba el cáncer.

El pueblo venezolano, aún hoy, sabe reconocer el valor de un proyecto que devolvió nuestra independencia, más allá incluso de los conceptos formales.

Chávez es recordado con el más brillante estratega, el mejor de los maestros, la mano amable con la que siempre contó el pueblo y el justiciero que supo poner siempre en su lugar a quienes pretendieron abusar de la buena voluntad de nuestra patria.

Su legado fue acogido por cientos de naciones, algunas que llegaron a escuchar por primera vez de la existencia de una nación al norte de Sur américa, gracias a su incansable andar por el mundo, llevando ideas, recursos, sueños a los pueblos y gobierno más excluidos.

Devolvió la fe, la esperanza en que otro mundo, uno nuevo, hecho por quienes levantan y acuestan el sol, sí era posible. Hoy, la lucha sigue de la mano de su más leal servidor: Nicolás Maduro, sobre quien reposa la delicada responsabilidad de mantener invicto el legado, del Quijote amado por los pobres del mundo.


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