El pasado miércoles, 26 de los 27 gobernadores de Brasil se reunieron sin la presencia de su presidente, Jair Bolsonaro, con el fin de acordar medidas para enfrentar la pandemia del COVID-19.
El diario Folha de S.Paulo, uno de los medios más importantes del país, afirmó en una editorial titulada: “Presidente, retírese”, que para contener la pandemia en Brasil se “Necesita delegar poderes a un grupo de trabajo que reúna a equipos técnicos del área de salud y economía y el diálogo con el Congreso y los gobernadores. Qué se forme un núcleo de gobierno capaz de dejar las tonterías del presidente en un segundo plano“.
Entretanto, durante la reunión desarrollada por videoconferencia, las autoridades regionales decidieron ignorar la decisión del mandatario brasilero y tomar medidas propias para afrontar la pandemia del nuevo Coronavirus COVID-19.
La primera decisión acordada fue respetar la cuarentena, no reabrir las escuelas ni el comercio, además de enviar una carta al Palacio Do Planalto (palacio presidencial) con una serie de demandas para el Ejecutivo Federal.
Los gobernadores solicitaron aplicar una ley, promulgada por el expresidente Lula Da Silva en 2005, que establece un ingreso ciudadano básico para todos los brasileros por hasta 5 años.
Igualmente, los jefes de los estados firmaron un texto, donde expresan que continuarán tomando las medidas necesarias, basándose en las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los profesionales médicos.
La suspensión por 12 meses de los pagos de las deudas de los estados y recursos “gratuitos” a cargo del gobierno federal brasilero, fue otro de los puntos incluidos en el texto.
Por otra parte el Supremo Tribunal Federal, aceptó un plan legislativo que rechazaba Bolsonaro.
Mientras Brasil lidera en las graves estadísticas del Coronavirus en América Latina, Bolsonaro ha decidido iniciar una pelea abierta contra sus gobernadores locales que están intentando contener la crisis sanitaria en su país.
En este escenario, Brasil tiene dos grandes luchas: el Coronavirus y Bolsonaro, quien representa otro gran peligro para el país, porque es una fuente de inestabilidad, ya que se ha empeñado en despreciar la opinión científica de médicos y epidemiólogos, llegando a tildar al virus de “pequeña gripe” y describiendo la preocupación mundial como “histeria colectiva”.