El polémico primer ministro británico, Boris Johnson, anunció este lunes nuevas medidas para frenar la propagación del coronavirus, que ya suma 6.000 contagios y 335 muertes en Inglaterra.
Los ciudadanos deberán acatar la decisión de confinamiento domiciliario, por al menos tres semanas y solo podrán abandonar sus residencias, para comprar alimentos y medicinas, para ir al trabajo y hacer deporte durante una hora al día.
Rectificación necesaria
Las nuevas medidas se distancian grandemente de las decisiones tomadas durante el inicio de la pandemia en ese país, en las que Johnson advertía que “muchas familias perderán a sus seres queridos», las cuales consistían entre otras cosas, en no colocar ningún tipo de restricción a la movilidad, para permitir que una amplia mayoría de la población contrajera el virus y se inmunizara.
Las críticas aumentaron y se materializaron en una carta firmada por más de 240 profesionales de la salud que aseguraron que, irresponsablemente, el gobierno pretendía ganar tiempo para optimizar el sistema de salud pública y retrasar el impacto económico, mientras el pánico aumentaba y el número de test diarios para detectar Coronavirus pasaba de 10.00 a 25.000.
El documento validado del sistema sanitario británico, que también aseguraba a que el brote podía alargarse un año y llegara a afectar al 80% de la población, pudo ser el detonante de este cambio de posición del gobierno.
Jhonson| «Si mucha gente se pone enferma a la vez, el Servicio Nacional de Salud no podrá soportarlo, lo que significa que probablemente más gente morirá de coronavirus y también de otras enfermedades».
Lamentablemente, miles tuvieron que morir para que se encendieran las alarmas. El tiempo sigue dando la razón a los gobiernos que tomaron decisiones “drásticas” desde el inicio y que priorizaron la salud y el bienestar de los pueblos, sobre los intereses económicos y políticos de sus naciones.
