El 25 de mayo de 1826 el Libertador Simón Bolívar se dirigía al congreso constituyente de Bolivia, con la finalidad de presentar ideas para el nuevo proyecto de Constitución nacional. Dentro de las principales ideas planteadas se encuentran aquellas relacionadas con el poder público, la libertad, la religión, además de el establecimiento del poder electoral dentro del poder público nacional.
“Vuestro deber os llama a resistir el choque de dos monstruosos enemigos que recíprocamente se combaten, y ambos os atacarán a la vez: la tiranía y la anarquía forman un inmenso océano de opresión, que rodea a una pequeña isla de libertad, embatida perpetuamente por la violencia de las olas y de los huracanes, que la arrastran sin cesar a sumergirla. Mirad el mar que vais a surcar con una frágil barca, cuyo piloto es tan inexperto”.
Allí expresa la necesidad de fortalecer la línea de mando cuando se atraviesan situaciones tormentosas que requieren firmeza en la acción, exponiendo el peligro de la anarquía en las circunstancias históricas del proceso de independencia, en este caso manifestando el ejemplo de Haití: “La isla de Haití, (permítaseme esta digresión) se hallaba en insurrección permanente: después de haber experimentado el imperio, el reino, la república, todos los gobiernos conocidos y algunos más, se vio forzada a ocurrir al Ilustre Petión para que la salvase. Confiaron en él, y los destinos de Haití no vacilaron más. Nombrado Petión Presidente vitalicio con facultades para elegir el sucesor, ni la muerte de este grande hombre, ni la sucesión del nuevo Presidente, han causado el menor peligro en el Estado: todo ha marchado bajo el digno Boyer, en la calma de un reino legítimo. Prueba triunfante de que un Presidente vitalicio, con derecho para elegir el sucesor, es la inspiración más sublime en el orden republicano”.
Por otra parte, se sumerge en los tiempos históricos de América Latina como región que lleva en sus entrañas la lucha por la libertad y que no ha permitido la dominación bajo ninguna circunstancia, motivo por el cual permanece en guerra constante: “La libertad de hoy más será indestructible en América. Véase la naturaleza salvaje de este continente, que expele por sí sola el orden monárquico: los desiertos convidan a la independencia. Aquí no hay grandes nobles, grandes eclesiásticos. Nuestras riquezas eran casi nulas, y en el día lo son todavía más. Aunque la iglesia goza de influencia, está lejos de aspirar al dominio, satisfecha con su conservación. Sin estos apoyos, los tiranos no son permanentes; y si algunos ambiciosos se empeñan en levantar imperios, Dessalines, Cristóbal, Iturbide, les dicen lo que deben esperar…”.
Se cumplen hoy 194 años de aquel discurso cuya vigencia es indiscutible. América Latina se encuentra hoy entre el combate que siempre la ha regido. Un continente al que el imperialismo quiere arrebatar sus recursos y junto a ello, pueblos aguerridos que no aceptan vivir en la sumisión. El proyecto bolivariano, plasmado por Hugo Chávez en el Libro Azul, es la matriz de nuestra Revolución. Por tanto, a decir del maestro Jacinto Pérez Arcay: “el primer deber de todo venezolano es el estudio reflexivo y afectuoso de nuestro Libertador”.
