Cada 28 de diciembre, esta manifestación cultural se realiza en directa alusión a un pasaje bíblico; ese que narra cómo las madres enloquecieron por el sufrimiento y el dolor, tras la muerte de sus hijos, por órdenes de Herodes. En Venezuela, específicamente en Sanare, estado Lara, el baile de las Zaragozas representa el sincretismo de la demencia mezclada con color, música y tradición con más de 200 años.
Según algunos portales, señala que además de su epicentro en Lara, el baile de las Zaragozas también extiende su celebración a otros pueblos y ciudades de los estados Andinos, incluso en Los Llanos centrales y el oriente de Venezuela.
Orígenes
Hay quienes aseguran que el origen del Baile de las Zaragozas está relacionado a una tradición indígena de culto agrícola o fiesta del jojoto; y que luego se transformó en un ritual de la fe cristiana que se realiza como promesas a los Santos Inocentes en su día.
Además, cada promesero debe ocultar su rostro con máscaras y ataviarse con llamativos trajes de telas multicolor; que evolucionó desde la máscara de los jiraharas y el traje de hojas de maíz.
Para otros esta tradición popular es un día de locos y actos disparatados. En su esencia, esta celebración reúne símbolos opuestos. Por una parte está la actitud devocional, representada en la misa y el cumplimiento de promesa según las normas de la Iglesia; junto a ritos populares de rezos y cantos ante una pintura que muestra aquella cruel matanza relatada en el Nuevo Testamento; y por la otra, la conducta festiva de los enmascarados, la música, el baile, los excesos, la alegría, y la inversión de roles, más bien propios del carnaval.
Según los cronistas de la zona allá en Sanare, que «estos festejos estuvieron tan cargados de elementos paganos que fueron muy criticados y perseguidos, especialmente por los líderes de la Iglesia; quienes, buscando extinguirla, la asimilaron al Día de los Inocentes. Sin embargo, como lo revela la fiesta de Los Zaragozas, aquellos actos paganos no desaparecieron sino que se fusionaron con los ritos religiosos y hoy constituyen una viva expresión de la idiosincrasia sanareña».
Agencias.