La derecha venezolana siempre ha buscado tomar el poder por la vía de la violencia. No les interesa la opinión del pueblo venezolano y por tanto, la vía electoral no está incluida en ninguno de sus planes. La agenda legislativa 2015-2020 así lo demuestra.
Esto se ha evidenciado en distintas oportunidades, pero sobre todo a partir de su triunfo en 2015 en unas elecciones en las que consiguieron por primera vez en 15 años hacerse de la mayoría en la Asamblea Nacional. Cualquier sector que entre seriamente al juego de la política, sabe que ese momento pudo ser aprovechado para acumular fuerza orgánica y avanzar a nuevos escenarios de victoria a través de sucesivos procesos democráticos.
Fue para este sector la mayor oportunidad de avance dentro del juego democrático. Sin embargo, prefirieron la vía de la violencia desde el primer discurso de toma de posesión cuando Ramos Allup afirmó, sin tener la potestad, que el presidente Nicolás Maduro saldría del poder en apenas 6 meses. Ya se han cumplido 5 años luego de esa afirmación.
Después eligieron la vía del desacato, cuando el único procedimiento era realizar nuevamente las elecciones de diputados en Amazonas o sesionar sin la participación de los tres diputados que estaban en cuestionamiento por fraude electoral.
En 2017, vendrían las guarimbas. Una acción de violencia sistemática que significó una pérdida de recursos para todo el país, donde además se generó un estado psicológico perjudicial para toda la población venezolana y la acción terrorista con terribles resultados como los casos conocidos de quema de seres humanos vivos.
Los momentos más nefastos
Posteriormente, la desfachatez de una autoproclamación como presidente de un personaje totalmente desconocido para la política venezolana, Juan Guaidó, diputado de La Guaira que resultó ser el más nefasto y enclenque dentro del sector de derecha, sólo útil para EE.UU.
Gracias a la acción de estos sectores ha logrado instaurar un bloqueo criminal contra el país impidiendo la entrada de alimentos, medicinas y otros bienes esenciales junto con el robo descarado del dinero del Estado venezolano que reposa en instituciones extranjeras. Eso ha significado una pérdida total de más de 120 mil millones de dólares al país.
Finalmente, el peor crimen de la historia contra nuestra Patria. La firma de un contrato para entregar la soberanía nacional a una potencia extranjera, aprobar el asesinato de hombres y mujeres con plena libertad, instalar minas en el país, permitir bombardeos y finalmente entregar todos los recursos a los mercenarios del gobierno de Colombia y EE.UU.
Pudieron abonar el terreno desde el año 2015 para construir una propuesta válida en el marco del juego electoral, pero no fue así. El ego desmedido, las ansias por el poder y el desprecio a la opinión del pueblo venezolano, han logrado que la violencia se imponga como estrategia, a pesar de que una y mil veces se ha demostrado que en Venezuela la vía para la política está enmarcada en la Constitución Nacional.
