Hasta este lunes, más de 94 millones de electores estadounidenses votaron de manera anticipada para los comicios presidenciales. La cifra es la más alta en la historia de ese país, el cual ha tomado esta opción como una alternativa segura para evitar las aglomeraciones inconvenientes en tiempos de pandemia.
La cifra es casi el doble comparada con la de 2016, y representa más del 60% del padrón electoral habilitado para votar este 3 de noviembre en la jornada principal.
Esta situación no solo ha puesto a prueba al sistema electoral norteamericano sino también al sistema de correos que nunca antes había procesado tantos votos por buzón.
Por razones de la pandemia, el voto anticipado se convirtió en un trámite menos complicado, y lo comprueban los más de 94 millones de electores. Antes solo aplicaba a casos excepcionales que comprobaran que no podían sufragar el día de la elección.
Al mismo tiempo esta tendencia de votar por adelantado y a través del correo es una situación llamativa que mide la poca efectividad del miedo inducido por Trump a este sistema, sobre el cual lanzó la sospecha de ser el medio de un potencial fraude urdido por los demócratas. Aparte hay que mencionar que el Presidente ya votó, al igual que Biden.
Las encuestas contra Trump
Como en 2016, las encuestas no le sonríen a Trump. Le dan la ventaja al abanderado demócrata, quien cree que por fin esta vez pudiera terminar con la saga de aspirantes azules que ganan el voto popular pero pierden en el colegio electoral.
El sistema electoral norteamericano es un arcaico entramado de segundo grado en el que se da la atípica fórmula de poder llegar a ser presidente sin que la mayoría de los electores te hayan votado.
En los últimos 20 años los republicanos han ganado el voto popular una sola vez, pero en cambio han gobernado 3 periodos. Y si esta tendencia se sostiene, Trump pudiera continuar la torcida tradición democrática de “ganar perdiendo”.
En simulacros estadísticos, todas dan como ganador de la presidencia a Biden. Incluso le calculan una serie de victorias en estados claves que al menos le garantizarían 290 votos electorales de los 538. Es decir, un saldo a favor por encima de los 270 mínimos con los que se necesitan para instalarse en La Casa Blanca.
