Cantando con Alí Primera | Por: Marco Sarmiento

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Alí Primera es el Cantor del pueblo venezolano. Esa categoría no la confirió ninguna institución ni alguna instancia formal. Ese hermoso título es el reconocimiento popular a una vida dedicada a la Canción. Esa denominación que pudiese sonar como excesiva, en realidad es justa y merecida. Gracias a su trabajo musical, su plano vital y trascendental, concentran un conjunto de valores universales y esenciales de la humanidad; que son inspiración para poetas, cantores y grupos que creen, al igual que él, que la Canción educa, cultiva y libera.

Es tan poderoso su nombre que se pronuncia como una sola palabra: Alí Primera. Escuelas, comunidades, barrios, bibliotecas, calles; han sido bautizadas en su honor. En las universidades se estudia su obra en cátedras libres y también donde hay libertad de cátedra, porque su obra es el punto, el vértice y el ángulo que orienta el análisis relacionado a la Canción, a la integración latinoamericana, a la justicia, a la equidad. Alí Primera es como el ancla del navío o el faro del marinero. Es siempre útil, urgente y necesario.

Inspiración de un tiempo, sin tiempo. Verbo de un pueblo, sin voz. Vigente, como pocos. Flecha del arco con el hilo más delgado. Luz en el camino. Hombre de gran intensidad que fue capaz de “echar su palabra” aunque con ella “rompiera las nubes”. Cronista de una Venezuela del pasado inmediato, nada lejano, nada distante. Por eso su Canto es un llamado permanente a la rebelión, a la lucha, al amor, a la paz, pero consciente de que esa Canción tiene vida y rostro de pueblo.

En su andar, fue capaz de forjar amistades tan fuertes que hasta el día de hoy honran ese vínculo. Y esos amigos han hecho lo propio, difundir el legado del Cantor. Uno de ellos, nació en Chile. Locutor, un verdadero hombre de radio; el cual llegó a Venezuela luego de un periplo por otras naciones, cuando tuvo que salir de su país natal para salvarse del horror de la barbarie. Carlos Ricardo Cisterna fue amigo de Alí Primera y él es mi amigo, hombre que ha sabido transmitir el valor del Canto de Alí y de todos aquellos que conviven en la Canción.

Alí ¡En Vivo!

Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos / y a partir de este momento es prohibido llorarlos / que se callen los redobles en todos los campanarios / vamos cumpa carajo, que para amanecer no hacen falta gallinas / sino cantar de gallos… así comienza su concierto con motivo del V Aniversario del programa Latinoamérica en Venezuela. Porque ya el programa legendario de Carlos Ricardo Cisterna tenía 15 años de antigüedad antes del 18 de noviembre de 1984.

De los 14 discos de Alí, uno de ellos, tiene la connotación de ser “en vivo”. Una grabación directa, sin procesos técnicos, sin músicos con arreglos escritos. Alí se presenta con sus instrumentos de cuerda, guitarra, cuatro y voz para participar en el homenaje que se le rendiría a Víctor Jara, porque una de las características de los conciertos de Latinoamérica, es que son actos conceptuales. Ahora bien, esa grabación que se hiciera en el auditorio “Magdalena Seijas” de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador es reveladora por diversos motivos.

Gracias a la oportuna colocación en “Record” de una cinta magnetofónica podemos apreciar hoy, unas cuantas décadas después, la manera en que Alí interactuaba con su pueblo. Canción y reflexión, canción y mensaje, canción y propuesta, es la impronta de su esencia que, al escucharlo y sin necesidad de cerrar los ojos, nos hace vivir el recital, como si hubiésemos estado ahí. Afortunadamente, aún hay muchos testimonios de primera fuente que pueden dar fe de esta afirmación. Alí en ese acto cantó como lo hacía siempre: con el alma.

El hecho de abrir su participación con “Canción para los Valientes” denotaba su pertinencia con el concepto, siendo a su vez, un agradecimiento al organizador del acto. Carlos Ricardo Cisterna nació en Chile. Por eso, el Padre Cantor, basándose en la poderosa composición que le dedicó al pueblo chileno y que grabó en su disco homónimo del año 1974, le daba a entender a la audiencia del querido locutor oriundo del país austral la conexión que el cantor tenía con el acto. Eso fue un homenaje, dentro del homenaje.

“Tristeza a veces, alegría a veces, equilibrio hermano, equilibrio” dijo ese día. Y es que mientras cantaba su tema “Canción mansa para un pueblo bravo” hizo una serie de importantes reflexiones. En ese momento, contó acerca de su próximo disco “Por si no lo sabía”, el cual iba a salir pronto, pero explicó que no quiso improvisar en su lanzamiento, porque había estado ayudando a la Chiche Manaure, a Jesús GORDO Páez, a Carlos Ruíz en un proyecto discográfico para la Canción Bolivariana con obras de Canto Latinoamericano.

Luego informa del nacimiento de su cuarto hijo con Sol Mussett de Primera. “Me nació un carajito que se llama Juan Simón” y luego relata uno de sus episodios más terribles, otro atentado contra su vida. Y cierra sus palabras diciendo que está consciente de que es vulnerable físicamente, pero espiritualmente férreamente conformado por lo que ha sido su pueblo siempre, porque la Canción al fin y al cabo nunca morirá mientras exista: “Sol colorado, viento del este…» y así reanuda su canto haciendo que todo el auditorio cante con él.

Alí Primera

Compañero de caminos

Adelis Fréitez dejó un valioso testimonio en su libro “Vivir para cantarla”. En la página 142 reseña lo siguiente: “Alí creía de verdad en lo que estaba haciendo y su pueblo lo escuchaba. Sabía muy bien que la canción era un gran vehículo para llegar al pueblo, tenía muy clara la importancia del hecho cultural bien orientado con la participación de la gente. Un pueblo que canta, conoce y ama su música y que tiene claros sus valores culturales, su autoestima y su sentido de pertenencia, no es tan fácil de manipular.”

Dos temas le compuso Adelis. “El pinto y el colora’o” y “Compañero de caminos”, en ambas hay referencias a frases, palabras que evocan la obra de Alí Primera. Cuando les tocó asumir su partida física, Adelis cantó: “Compañero de caminos, no se vaya todavía, voy a pedirle un favor: guárdeme allí en su maleta unas cositas que voy a mandarle a Papa Dios. Y también a los cantores que adelantaron camino, llévenle en una canción, las promesas de su pueblo, que no ha de olvidar el canto por la vida y el amor.”

Otro amigo, años después, también destacaría su legado. Jesús GORDO Páez, en su disco “Coger el monte”, incluye la canción “Balikia”, palabra derivada de “Vale Alí” usada para referirse al panita cantor. Balikia, paraguanero, bonito oficio me diste”, dice el GORDO Páez, quien también reconocería que el título de ese trabajo musical había surgido de un juego de palabras y situaciones en sus andanzas con Alí Primera. La oración completa es: “Coger el monte, sembrar semilla, preñar la tierra y cosechar vida.”

Alí sigue cantando

Un hombre como Alí Primera se conjuga en tiempo presente. Para los cantores, agrupaciones, que asumen la Canción Necesaria y Urgente, su obra siempre será un referente. Para muchos, su Canto sigue vigente. La humanidad que describió en su obra, aún representa el camino a la utopía. Pero bien lo dijo Eduardo Galeano, que la utilidad de la utopía está en hacernos caminar. Es la Canción la que permite esa proyección, ese sustento anímico y de fortaleza a la conciencia para poder construir una sociedad más justa y solidaria.

Andando por Bolivia, conocí al trovador Daniel Moreno Vinader. Nacido en Paraguay y radicado en Santa Cruz de la Sierra, ciudad situada en la parte más oriental de la tierra boliviana, el cantor guaraní, sin necesidad de conocer a Venezuela, compuso una canción hermosa dedicada a Alí Primera, donde describe episodios de su vida y de su motivación de cantar. El título del tema es “Alí sigue cantando”.

Alí, un día como hoy, el último del décimo mes del año, estaría cumpliendo 79 años. Bautizado como Ely Rafael Primera Rosell, en la cálida tierra falconiana, tuvo como progenitores a dos campesinos llamados Carmen Adela Rossell, natural de San José de Cocodite, nacida en 1912 y fallecida en Punto Fijo en octubre de 1996 y al agricultor Antonio Isidoro Primera, nacido en la Península de Paraguaná en 1908. De ese día, “Mama Yeya“, como cariñosamente le decían a su madre, recordaría que: “cuando Alí nació fue una emoción muy grande. Alí nació a las 12 justo de la noche. Alí pesó cuatro kilos y medio.”

 

MARCOS SARMIENTO

En la ciudad del crepúsculo dorado
Octubre 31 del 2020
@cantourgente


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