Distribución de la riqueza y libre mercado | Por: Elio Córdova

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La economía -entendida como una ciencia social avocada al estudio de las leyes que rigen la esfera de la producción, distribución, cambio y consumo- debe proporcionar respuesta a tres preguntas: 1) ¿Qué es la riqueza? 2) ¿Cómo se produce la riqueza? Y, por último, 3) ¿Cómo se distribuye la riqueza?. A lo largo de la historia, ha habido varias respuestas a estas interrogantes, cada una acorde al desarrollo de las fuerzas productivas según el contexto histórico.

Hoy día, existe consenso en torno a las referidas preguntas. Sobre todo, con respecto a las dos primeras, dado que los aportes de Adam Smith constituyen un referente teórico para la economía política, los cuales se refuerzan significativamente con los planteamientos de Marx y Engels, centrando la mirada en el trabajo, resaltando su capacidad de transformar el medio físico en mercancías que satisfacen necesidades. Quedando así, bien definidala riqueza como la capacidad que subyace en una sociedad para generar valor agregado y su única fuente: el trabajo.

En la actualidad, la concepción teórica que suscribe el libre mercado como la forma más eficiente para distribuir la riqueza atraviesa una profunda crisis. La realidad va por un lado mientras que la teoría va por otro. Sobre todo, resulta cínico como los países que presumen ser la cuna de las libertades económicas y políticas -tal es el caso de EE.UU.-en tiempos de crisis, desechan los postulados del laissez fairedejar hacer, dejar pasar– asumiendo posturas intervencionistas en los mercados a través de las diversas instituciones del Estado para salvaguardar los intereses de las clases dominantes.

La inesperada y compleja situación que atraviesa la humanidad, a raíz del covid-19, pone al descubierto, una vez más, la hipocresía del libre mercado. Deja en evidencia que no es garantía de una distribución equilibrada y sobre todo equitativa de la riqueza creada en una economía.

En este sentido, el tiempo que nos ocupa demanda de cada uno de los gobiernos nacionales un programa económico, social y político que no solo vele por los intereses de la población más vulnerable, sino que conduzca a la corrección de los desequilibrios económicos, procure el desarrollo de las fuerzas productivas y conduzca a garantizar la seguridad agroalimentaria, jurídica y sociopolítica.

Especialmente en los países subdesarrollados de la región latinoamericana que históricamente se han caracterizado por ser surtidores de materia prima hacia los países desarrollados, quienes les doblegan exigiendo cumplir, al pie de la letra, casi que al estilo de un dogma religioso los preceptos del libre mercado, pero en la realidad, sostienen un conjunto de políticas proteccionistas que impiden igualdad de condiciones.

En este sentido, es necesario replantear el enfoque para la integración económica y política más ajustado al contexto actual,de cara a la construcción de una geopolítica que verse sobre una relación de complementariedad.

 

Elio Córdova Zerpa

 


 

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