Tarjeta roja y fuera de la AN | Por: David Gómez Rodríguez

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Bolívar en el Congreso de Angostura les dijo a los asistentes “Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad”. Nada más contrario a lo que ha hecho la oposición venezolana con la Asamblea Nacional. Su desprecio por Bolívar, las leyes y la democracia los han llevado al mayor fracaso político de la historia del país. Su fracaso es tal, que lejos de garantizar su unidad, luego de cuatros años en la Asamblea Nacional, la oposición se muestra fragmentada y en franco nivel de descomposición, desde lejos huele a carne podrida, se ven verdes y mohosos.

En términos prácticos, todos saben que no han podido resolver ni un solo problema en el país, ni siquiera con el “apoyo” de la llamada “comunidad internacional” han podido avanzar en su aventura golpista. Nunca antes se había visto un espectáculo tan despreciable y bochornoso como el que han hecho los dirigentes de la oposición venezolana, pues han arrastrado al ridículo incluso al congreso de los EEUU, quedará en la historia que un día los congresistas del norte aplaudieron a un payaso al que querían inyectar legitimidad a pesar de su evidente fracaso. Incluso el propio Trump lo dijo: “es un débil”. A estas alturas la oposición incluso le patadas a sus propios adeptos.

Sin embargo, para lo que sí ha sido muy eficiente la jugarreta antidemocrática de la oposición, es para robar. Han utilizado uno de los poderes de la república para construir una organización criminal que llevó a cabo la estafa más atroz y la traición más vil que se ha producido contra la patria desde Santander. No se trata solo de una movida política contra el presidente Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana, ha sido una estrategia para despojar al país de sus activos y entregarlos a intereses extranjeros a cambio de una jugosa comisión. Han hecho de la guerra contra Venezuela su negocio millonario. En el camino ven la miseria y el dolor que produce su guerra, pero continúan indolentes frente al sufrimiento del pueblo (tanto chavista como opositor). Las sanciones que ellos promovieron desde la OEA y el acabado Grupo de Lima son un mecanismo de desestabilización económica que les permitió construir el escenario de negociación con los organismos financieros respaldados por gobiernos que han violado de forma flagrante el derecho internacional. Tratan de despojar de sus recursos a Venezuela, tal y como lo hicieron con Libia. ¡Claro que quieren cambiar al gobierno y matar al presidente! pero en el proceso hay un objetivo fundamental para sus dueños: repartirse el botín.

Las formas en que la oposición venezolana ha negociado con el país, como si se tratara de una mercancía, han sido múltiples desde la llegada de Chávez, pero quizá las más descaradas se han originado este último año, en el que desde la Asamblea Nacional se avalaron planes para pagar mediante contrató a mercenarios norteamericanos para violar la soberanía nacional, secuestrar al presidente Nicolás Maduro y asesinar dirigentes políticos, sociales y militares venezolanos, socavando la seguridad nacional, la institucionalidad y la paz del país, fue la “Operación gedeón”, derrotada por la inteligencia bolivariana, la perfecta unión cívico-militar y el pueblo organizado. Otro caso emblemático es el robo de CITGO por parte del gobierno de los EEUU con el aval de la Asamblea Nacional en manos de la oposición, y para terminar con un caso que parece el colmo del lacayismo, debemos recordar siempre que la oposición en la Asamblea Nacional negoció en Colombia el silencio frente al reclamo histórico de la soberanía sobre Esequibo venezolano.

El presidente Maduro nunca ha tenido más razón en una de sus analogías: “Hay que sacarles la tarjeta roja”. En el juego democrático, incluso en el juego de la política han demostrado que no son más que unos pillos, juegan sucio, le hacen plancha a la república, más de una vez han procurado partirle una pierna. ¡Que salgan de la asamblea! Hay que sacarlos en las próximas elecciones del juego, que cada venezolano sea un árbitro con su voto ¡Tarjeta roja a la oposición venezolana!

 

DAVID GÓMEZ RODRÍGUEZ

@davidgomez_rp


 

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