Especial 8M | Día Internacional de la Mujer: no felicites, lucha

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El Día Internacional de la Mujer, celebrado cada 8 de marzo, no es una fecha para felicitar con flores o mensajes superficiales, constituye una jornada para recordar las luchas históricas y actuales que las mujeres enfrentan en su búsqueda de igualdad, justicia y derechos.

La que abre el surco con el saludo del sol; la que alimenta a su prole sola con el fruto del sudor digno; la que exige por la soberanía de la tierra heredada de generaciones ascendentes; la que alisa la camisa blanca mientras limpia la plancha de carbón; la que es capaz de no solo sentir, sino luchar por el fin de una injusticia lejana geográficamente con el mismo ímpetu que se levanta contra el golpe a sí; hay una hornada milmillonaria de mujeres que este ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, necesitan algo más profundo que una felicitación.

Las raíces de la conmemoración, marcadas en el momento en que miles de féminas de naciones occidentales se lanzaron a las protestas obreras de finales del siglo XIX y principios del XX, mujeres de Europa y Estados Unidos que salieron a las calles para exigir mejores condiciones laborales, salarios justos; señalan la desigualdad regional y la diferencia en la visibilidad de las luchas, porque desde hace siglos las mujeres en África, en Asia, América reclamaban desde disímiles trincheras el derecho a una vida digna, batallas que lejos de terminarse se complejizan.

Recorrido histórico por el 8 de marzo

El 8 de marzo fue elegido como el Día Internacional de la Mujer en conmemoración de una serie de eventos históricos vinculados a la lucha de las mujeres por sus derechos laborales, políticos y sociales. Aunque hay varias teorías sobre el origen exacto de esta fecha, la más aceptada y respaldada por organizaciones como la ONU está relacionada con las protestas de mujeres trabajadoras en Estados Unidos y Europa a finales del siglo XIX y principios del XX.

Entre 1857 y 1908 las mujeres trabajadoras en Nueva York fueron protagonistas de protestas, una de ellas ocurrió el 8 de marzo de 1857, cuando miles de mujeres de la industria textil organizaron una marcha para expresar inconformidad con las condiciones laborales inhumanas, los bajos salarios y las largas jornadas de trabajo.

Posteriormente, el 8 de marzo de 1908, otra protesta masiva de mujeres tuvo lugar en la misma ciudad. En esta ocasión, las trabajadoras exigían el derecho al voto, mejores salarios y la reducción de la jornada laboral. Este evento es recordado por el lema «Pan y Rosas», que simbolizaba la demanda de mejores condiciones de vida y trabajo.

En 1910, durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca, la activista alemana Clara Zetkin propuso la creación de un Día Internacional de la Mujer para promover la lucha por los derechos de las mujeres, incluido el sufragio universal y la igualdad laboral. Aunque en ese momento no se estableció una fecha específica, la propuesta fue aprobada por más de 100 mujeres de 17 países.

Aunque no ocurrió el 8 de marzo, otro evento trágico que influyó en la consolidación de esta fecha fue el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York, el 25 de marzo de 1911. Más de 140 trabajadoras, en su mayoría mujeres inmigrantes, murieron debido a las pésimas condiciones de seguridad en el lugar de trabajo. Este suceso conmocionó al mundo y reforzó la necesidad de luchar por los derechos laborales de las mujeres.

El 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el calendario juliano, que se usaba en Rusia en ese momento), las mujeres rusas organizaron una huelga masiva bajo el lema «Pan y Paz» para protestar contra la guerra y exigir mejores condiciones de vida. Este evento fue uno de los detonantes de la Revolución Rusa y llevó al gobierno provisional a conceder el derecho al voto a las mujeres. Este hecho histórico consolidó el 8 de marzo como una fecha simbólica para la lucha feminista.

Finalmente, en 1975, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, un reconocimiento a la importancia en la lucha por la igualdad de género y los derechos de las mujeres en todo el mundo.

El 8 de marzo no es una fecha elegida al azar, sino que resume décadas de lucha y sacrificio de mujeres que se organizaron para exigir sus derechos. Es un día para recordar a las que lucharon antes que nosotras, pero también para visibilizar las desigualdades que persisten y seguir trabajando por un futuro más justo e igualitario.

Desigualdades que persisten: las cifras no mienten

Las estadísticas oficiales muestran que las mujeres en todo el mundo, y especialmente en América Latina, enfrentan desigualdades alarmantes. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2023, las mujeres en la región ganan, en promedio, un 17 por ciento menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Además, solo el 15 por ciento de los cargos directivos en empresas latinoamericanas son ocupados por féminas, lo que refleja una brecha significativa en la representación en espacios de poder.

La violencia de género es otra pandemia que afecta a las mujeres en la región. De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, en 2022 se registraron más de 4.000 feminicidios en la región, con las tasas más altas en Honduras, El Salvador y República Dominicana. En México, por ejemplo, 10 mujeres son asesinadas al día, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En el ámbito educativo, aunque las mujeres latinoamericanas tienen una mayor tasa de matriculación en la educación superior que los hombres, esto no se traduce en igualdad de oportunidades laborales. Según el Banco Mundial, solo el 53 por ciento de las mujeres en América Latina participan en el mercado laboral, frente al 80 por ciento de los hombres. Esta brecha se agrava para las mujeres indígenas y afrodescendientes, quienes enfrentan discriminación racial y de género simultáneamente.

Mujeres latinoamericanas que marcaron la historia

América Latina ha sido cuna de mujeres valientes que, con su lucha y determinación, dejaron una huella imborrable en la historia. Ejemplos de féminas aguerridas hoy son brújula en la incesante batalla por la igualdad, desde las que se lanzaron a las luchas por la independencia hasta las que se levantaron con reclamos sociales y en posiciones de poder.

  • Juana Azurduy (1780-1862), fue una heroína de la independencia de Bolivia y Argentina y luchó junto a su esposo contra el dominio español. Tras la muerte de su compañero, asumió el liderazgo de las tropas y se convirtió en un símbolo de resistencia y fortaleza.
  • Evita Perón (1919-1952), más allá de ser la primera dama de Argentina, fue una defensora incansable de los derechos de las mujeres y los trabajadores. Su lucha por el voto femenino y su trabajo social la convirtieron en un ícono de la justicia social.
  • Rigoberta Menchú (1959), una activista indígena guatemalteca y premio Nobel de la Paz en 1992, ha dedicado su vida a defender los derechos de los pueblos indígenas y a denunciar las violaciones de derechos humanos en su país.
  • Frida Kahlo (1907-1954), aunque es conocida mundialmente por su arte, fue también una mujer que desafió las convenciones de su época. A través de sus pinturas, exploró temas como el dolor, la identidad y la lucha de las mujeres en una sociedad patriarcal.
  • Berta Cáceres (1971-2016), la líder indígena hondureña y defensora del medio ambiente, fue asesinada por su oposición a proyectos que amenazaban los recursos naturales de su comunidad. Su legado sigue inspirando a miles de mujeres en la lucha por la justicia ambiental.
  • Argelia Laya (1926-1997), venezolana y una de las figuras más importantes en la lucha por los derechos de las mujeres en su país. Fue educadora, activista política y defensora de los derechos de las mujeres afrodescendientes. Luchó por la inclusión de las mujeres en la educación y en la política, y fue una voz clave en la defensa de los derechos reproductivos.
  • Vilma Espín (1930-2007), cubana y una de las figuras más destacadas de la Revolución Cubana. Fue ingeniera química, guerrillera y defensora de los derechos de las mujeres. Tras la revolución, lideró la Federación de Mujeres Cubanas, organización que promovió la igualdad de género y el acceso de las mujeres a la educación y el empleo.

No quiero felicidades: quiero empatía y compañía en mi lucha

El Día Internacional de la Mujer no es un día para celebrar «lo femenino» en términos estereotipados, sino para recordar que la igualdad de género es una meta aún no alcanzada. Es un día para honrar a las que lucharon antes que nosotras y para continuar su legado. Es un día para exigir políticas públicas que protejan a las mujeres, para denunciar la violencia machista y para construir sociedades más justas e inclusivas.

En América Latina, donde las mujeres han sido protagonistas de revoluciones, movimientos sociales y cambios históricos, este día tiene un significado especial. Es un recordatorio de que la lucha por la igualdad no es solo un tema de mujeres, sino una causa que debe involucrar a toda la sociedad.

Así que, este 8 de marzo, no felicites a las mujeres: escúchalas, apóyalas y únete a su lucha. Porque el Día Internacional de la Mujer no es un festejo, es un grito colectivo por un futuro más justo.

 

 


 

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