La toma de posesión de Donald Trump, como el presidente número 47 de Estados Unidos, dejó imágenes y frases impactantes que señalan el rumbo de la Casa Blanca en los próximos 4 años. ¡Bienvenidos al «Tecno Feudalismo»!
Sin embargo, la fotografía de los magnates de la industria digital global en un mismo escenario podría ser la más significativa de cara al papel de estas grandes corporaciones en la geopolítica mundial, abriendo paso a nuevas categorías de análisis políticos y socioeconómicos.
«Tecno Feudalismo»
El control de la información, el financiamiento a campañas y movimientos políticos de derecha por parte de empresas como Meta, X, YouTube, Amazon y Google, dan cuenta no solo de la capacidad de estas plataformas para moldear la opinión pública sino del nacimiento de un nuevo modo de producción que responde fielmente a la fase actual del capitalismo.
En este sentido, el concepto de «Tecno Feudalismo», acuñado por el griego Yannis Varoufakis y el francés Cédric Durand, otorga a los algoritmos el papel de nueva “Mano Invisible”, donde las Big Tech controlan los territorios digitales.
Este nuevo modelo, en el que las grandes fuerzas digitales improductivas dominan a la sociedad, lo comparan con el viejo sistema feudal. Esto gracias a la dependencia de los usuarios (siervos) y el poder las corporaciones (señores feudales) para controlar la economía, la política y el funcionamiento de la sociedad en general.
Es por ello que, al control de bienes intangibles como las bases de datos, los Software y la información se suma la influencia en el propio desarrollo y la planificación de los países. Con el objetivo principal de construir infraestructuras, centros de capacitación y vías de comunicación que faciliten su expansión.
La verdadera disputa
La acumulación de poder, traducida en capital e información, facilita el nacimiento de nuevos monopolios que operan más allá de las regulaciones y las fronteras nacionales. De esta manera, se convierte en una amenaza para la democracia y la soberanía de las naciones, que a la larga debilita las capacidades de los Estados. Y es allí donde la geopolítica toma todo el protagonismo.
Con la llegada de Trump se agudizan las disputas entre EE.UU. y las potencias orientales no sólo por el dominio de los mercados, sino por el control de la información y el acceso a nuevos nichos tecnológicos, es decir por el liderazgo de la transición al modelo poscapitalista.
El desespero o la urgencia de Trump por mostrarse junto a Musk, Bezos, Zuckerberg y Pichai parece una respuesta a la incapacidad de los magnates de pararse frente a China.
Recordemos que Zuckerberg fue superado por TikTok cuando los estadounidenses prefirieron emigrar a RedNote antes que a Meta. Entretanto, Bezos tuvo que salir despavorido de China al no poder competir con las empresas locales y por su parte la BYD sigue aplastando a Musk liderando el mercado de carros eléctricos.
Finalmente, el debate queda abierto sobre las regulaciones de las redes y las plataformas digitales y se convierte en un punto de honor para los gobiernos revolucionarios comprometidos con la consolidación de nuevos modelos de desarrollo, soberanos y antagónicos a lógicas de explotación previas y capitalistas.