No es posible que toda una nación esté sometida a la zozobra de no saber qué pasará, porque una sociópata hizo pactos con delincuentes y mercenarios para desatar un baño de sangre. Y no hay cosa peor que el terror. De eso están llenas las redes sociales, con delincuentes, encapuchados o no, desorbitados y paranoicos, advirtiendo lo que harán con los chavistas: “Agujereados, en la torre, que vayan a acompañar a Chávez, castigo eterno” son parte de las frases usadas por estos personajes que están llenando las redes de videos. Y todos tienen por referencia a La Interfecta.
¿Cómo es posible aceptar eso? Como si ser chavista fuera un pecado, como el muchacho que tienen secuestrado, quién sabe dónde, a quién le dieron una golpiza, y lo pusieron a decir cualquier cantidad de cosas. Cómo es posible que, en sus delirios de grandeza, esta señora haga pactos con delincuentes. De dónde sacaron que hacer pactos con delincuentes era garantía de algo. Es imposible creer que no haya ningún dirigente en esa organización que no le haga ver la suma de locuras que ahora forman parte de la política venezolana.
Cómo es posible que viejos dirigentes, ahora de la oposición, que fueron poder en la Cuarta República, y que saben cuál debe ser el comportamiento de un dirigente, hayan aplaudido ese desate de locura y de paranoia. Y por qué tiene el pueblo venezolano que aceptar romper su cotidianidad, porque a una mujer se le ocurrió pactar con delincuentes para que le desgraciaran la vida al país. Estuve hasta las dos de la mañana contando los videos que bajó un tarado que se nombra como “Willianelloco”. Fueron como 15, uno detrás del otro.
De todos no es posible sacar una frase coherente y decente. Hasta la risa es de psicópata. Desata toda una carga de agresiones, insultos y amenazas de muerte contra Nicolás y Diosdado. Habla de su moral como si los delincuentes la tuvieran. Ese sería el ministro del Interior de La Interfecta en su gobierno de Narnia.
Hoy se juramenta Nicolás como el presidente constitucionalmente electo. Siempre ha apostado al diálogo y la paz. Los problemas son muchos, especialmente cuando Venezuela es un país con las mayores reservas de petróleo del mundo, y cuando se mantiene la amenaza de la guerra mundial. Y para ello debe haber un gobierno que sepa lo que está haciendo y lo que va a hacer.