La tecnología y el dominio mundial | Por: Antonio Núñez Aldazoro

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Dados los últimos acontecimientos locales y mundiales ya nadie duda que estamos ante una amenaza global como no se había visto en décadas. Una vez más, las grandes potencias del orbe están tratando, por todos los medios posibles, de recuperar la hegemonía perdida e intentan sobrevivir ante los evidentes signos de decadencia del sistema económico neoliberal, el cual ha causado desigualdad, pobreza y hambre en todo el planeta. En otras palabras, nos encontramos ante la posibilidad real del establecimiento de un régimen totalitario a escala internacional cuyas armas más efectivas son, una vez más, la posibilidad de una guerra mundial y el sometimiento de las grandes corporaciones globales (y sus gobiernos) sobre las naciones y pueblos del ahora llamado Sur Global.

Esto no es más que la nueva materialización, menos sutil pero más sofisticada, del dominio histórico que el sistema capitalista global (antes industrial, luego financiero y ahora digital) ha ejercido desde siempre sobre la sociedad en su conjunto. La invasión definitiva del espacio privado y el sometimiento colectivo a un discurso único y cerrado, difundido a través de un complejo entramado multi y transmediático (redes sociales, le llaman), ha logrado la anulación de la esencia del ser humano, lo cual no le permite tomar decisiones con libertad o, lo que es peor aún, vivir dignamente la vida que se merece.

Ya Herbert Marcuse (1898-1979) lo dijo en 1964: “En el medio tecnológico, la cultura, la política y la economía, se unen en un sistema omnipresente que devora o rechaza todas las alternativas”. Ese medio tecnológico, ahora digital, etéreo e inaprensible, es el campo en el que esos tres ámbitos fundamentales convergen para el control mundial, imponiendo un sistema totalitario, no solo de vigilancia sino también de dominación mental.

Han pasado 60 años desde la redacción de esa célebre frase escrita por el filósofo alemán, uno de los más importantes representantes de lo que se conoció como la Escuela de Frankfurt. Dicha cita está contenida en su célebre libro El hombre unidimensional (1964), en el cual este pensador crítico ya analizaba detalladamente las estrategias y mecanismos totalitarios de la sociedad industrial avanzada para ejercer un control férreo sobre la sociedad y permitir el libre desarrollo del capitalismo.

¿Es ahora distinto?

 

ANTONIO NÚÑEZ ALDAZORO

IG: @ajnunez_profesor

ÚN.


 

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