Existe un factor externo, injerencista y neurotizador, que ha convertido estas elecciones presidenciales en las más injustas y desequilibradas de toda nuestra historia electoral.
Me refiero a las sanciones unilaterales impuestas contra la economía venezolana y particularmente contra nuestra industria petrolera, las cuales afectan dramáticamente la calidad de vida de los venezolanos y la eficiencia de la gestión del gobierno bolivariano.
Son casi mil sanciones que constituyen un implacable y criminal dispositivo de bombardeo económico y tortura social contra Venezuela.
Sin embargo, el país ha logrado neutralizar y resistir en gran medida el devastador efecto del bloqueo y hoy la economía venezolana mantiene un ritmo de recuperación sostenida que no puede detenerse, en un contexto de paz y entendimientos.
Las sanciones son la nueva forma de coloniaje que ejercen las grandes potencias para doblegar a los pueblos y humillar su independencia y soberanía. También sirven para neurotizar y desestabilizar el clima emocional de una sociedad.
Actualmente 30 países están sometidos a sanciones, representando el 28% de la población mundial y el 72% del territorio del planeta.
En Venezuela, la oposición extremista solicitó y respaldó la aplicación desmedida de estas sanciones. Hoy, 71% de los venezolanos opina que esos dirigentes deben ser juzgados por atentar contra nuestro país.
La guerra contra Venezuela no se ha detenido y las condiciones electorales no son ni de cerca equilibradas ni justas para el Presidente Maduro.
Nos preguntamos si será posible nivelar las condiciones antes del 28 de julio.
OSCAR SCHÉMEL
Elecciones injustas | Por: Oscar Schémel