Desde un rincón del cuadrilátero resopla cansada y sin el apoyo que se inventa tener. Ese mismo que pretende venderle a la opinión pública luego de hacer unas elecciones donde ella misma se pagó y se dio el vuelto. María Corina Machado está contra las cuerdas, acorralada y enredada porque ahora le tocó cambiar su discurso para intentar convencer a quienes ya no le creen nada.
Luego de pasar años desacreditando al ente rector y a los miembros del Consejo Nacional Electoral, por no mencionar a todas las autoridades gubernamentales, del presidente para abajo, ahora se observa a una señora pidiendo y «exigiendo» que se revele la fecha para las elecciones en las cuales ella no puede participar por estar más que inhabilitada.
Sin embargo, después de señalar con un gran dedo a todos los miembros de la oposición venezolana que decidieron sentarse a dialogar con el Gobierno, acusarlos de traición, denunciarlos como colaboradores doblegados del «rrrrrégimen», exponerlos al escarnio público y alborotar el linchamiento en redes sociales. Eso cambió, ahora sí parece estar bien o es «necesario» llegar a un acuerdo con la administración que lidera el presidente Nicolás Maduro para ir a las urnas.
Memoria selectiva
El discurso de Machado se ha mimetizado de acuerdo a los tiempos e intereses de turno, y muestra cuán maleable puede llegar a ser. Pareciera que sufre de memoria selectiva o de una amnesia autoprovocada para olvidar todos los llamados antidemocráticos que realizó (abstención, el TIAR, R2P e intervención militar) durante más de dos décadas y las movidas desestabilizadoras en las que participó, en su afán berrinchoso de sentarse en la silla de Miraflores.
Cambió de bandera tantas veces, no solo por los partidos a los que estuvo vinculada, sino porque primero estuvo el llamado a la abstención y se cansaron de repetir, en cualquier tarima y ante cualquier cámara, que no iban a participar en las elecciones que convocaba el Gobierno. Ahora sí quieren ir a votar, ahora sí el CNE es confiable, y el clima electoral es favorable porque ¿hay cielos despejados, será?.
Esta es la misma incongruencia e incoherencia de un mensaje que ya ha rebotado muchas veces y que confunde cada vez más a quienes pretenden acabar con la voluntad de la mayoría de los venezolanos que sí apuestan a una ruta electoral verdaderamente democrática, sin votos de gente muerta, ni firmas planas.
La fecha para elegir a nuestros gobernantes llegará, en su debido momento. Lo que no es seguro que llegue o se mantenga es el discurso de Machado. Tantos cambios en las consignas mantienen a un sector de la población muy confundido, mientras que a ella le tocó recoger la cabuya para seguir la senda democrática, pero sigue enredada y acorralada entre sus propias cuerdas, por la inestabilidad de su mensaje.