Se cae la careta demócrata de Nayib Bukele

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A pesar de que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele cuenta con niveles altos de popularidad, que son la envidia de otros líderes latinoamericanos, no son suficientes para tapar las grietas oscuras de su gobierno. 

El mandatario salvadoreño no deja de sorprender, pues es capaz de mover cielo y tierra con tal de salir favorecido ante cualquier situación. Como pasó a principios de julio que prohibió la presentación de una obra en la Feria Internacional del Libro de Guatemala; o a finales de este mes que expulsó a 47 internos de medicina, por denunciar el colapso en los hospitales. Acciones que ratifican que los derechos constitucionales de los salvadoreños están muy limitados. 

Es importante destacar que a principios del mes de julio, el régimen dictador de Bukele exigió a Guatemala que se suspendiera del festival la colección de cuentos Sustancia de hígado, de la escritora salvadoreña Michelle Recinos; que denuncia las arbitrariedades cometidas por las autoridades durante el estado de excepción, impuesto por el Gobierno desde marzo de 2022. 

Pero el principal objetivo de Bukele era censurar el cuento Barberos en huelga, una historia que narra cómo un grupo de hombres desaparecen luego de ser detenidos por vincularlos sin pruebas con las llamadas maras. Además, denuncia la suspensión de garantías, la militarización de la seguridad; así como las torturas, desapariciones y la censura que se impone como política de Estado.

Tapar el sol con un dedo

«El dictador más cool del mundo», como el mismo se hace llamar, busca tapar con estas restricciones las denuncias de torturas y condiciones inhumanas en las cárceles. Además, de querer ocultar un centenar de muertos bajo custodia. La censura es ya una norma. La persecución contra voces críticas, como periodistas y sindicalistas, también se han vuelto costumbre en un país donde no son respetados los derechos humanos.

La Asociación de Periodistas de El Salvador, denunció que más de 20 periodistas salvadoreños abandonaron el país, tras ser acosados y amenazados por el gobierno de Bukele.

Niveles de popularidad 

Sin embargo, lo que más desconcierta a los analistas es que a pesar del infierno desatado por Nayib Bukele en su guerra contra las pandillas, sus niveles de popularidad siguen siendo altos, hasta de un 90% según algunos sondeos.

«Hay prácticas de violaciones a derechos humanos que no veíamos desde el conflicto armado. Se está utilizando el régimen de excepción para la represión, para limitar la libertad de expresión. El Gobierno cuenta con un aparato de comunicación muy fuerte. Una estrategia publicitaria muy exitosa; que genera un mensaje importante, que la seguridad está por encima de los derechos«, explicó Abraham Abrego, director de litigio estratégico de Cristosal; una organización que vela por el respeto a los derechos humanos en El Salvador, Guatemala y Honduras. 

Además, Abrego destacó que la baja criminalidad hace que la gente se sienta aliviada. «Un alivio que; sin embargo, mantiene a los salvadoreños en una tensión constante: nadie está a salvo de ser arrestado de forma arbitraria en el infierno desatado por el joven presidente Bukele en el pequeño país centroamericano», dijo.

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