Al reiterar que Venezuela mantuvo siempre la voluntad de diálogo y apostó para avanzar en ese sentido, con la Unión Europea, el presidente Nicolás Maduro ratificó la declaración como «persona non grata» de la embajadora Isabel Brilhante.
Como se recordará, la decisión se produjo luego que Europa decretara una serie de sanciones ilegales contra 19 diputados y diputadas de la Asamblea Nacional venezolana, tanto del bloque del chavismo como de la fracción opositora.
«Ya se habían dado pasos importantes con un país de Europa para restablecer el diálogo, pero, así no. O ustedes rectifican o con ustedes no hay más nunca tratos de ningún tipo», manifestó el jefe de Estado.
En el mismo orden, lamentó que los voceros gubernamentales del viejo continente pretendan tratar a América Latina como si se tratara de colonias, lo que calificó contundentemente como una equivocación.
«Nosotros no hubiéramos querido hacer esto. Lo hacemos en contra de nuestra voluntad, porque queremos tener las mejores relaciones con toda Europa. Pero no podemos aceptar que vengan a agredir a Venezuela«, dijo.
Europa lo lamenta, pero no rectifica
Apenas se conoció la medida diplomática en torno a la embajadora Isabel Brilhante, se generó el pronunciamiento de la vocera del Servicio Europeo de Acción Exterior, Nabila Massarili. La representante expresó que la decisión no hará más que aislar a Venezuela.
Agregó, asimismo, que “la Unión Europea lamenta profundamente esta decisión”. Aunque el bloque se empeña en respaldar la ilegítima figura de un «presidente interino» y apoya al ultraderechista Juan Guaidó, Massarili aseguró que la UE está comprometida con el diálogo y la negociación.
Por su parte, el presidente Nicolás Maduro definió el proceder de Europa como «un ataque de locura»; similar a un episodio en el cual una persona recibe repentinamente una cachetada de alguien con quien tiene amistad. Atribuyó las agresiones al hecho de que «se creen superiores, se creen gobierno en Venezuela; se creen la nueva potencia imperial del mundo».
También ratificó que la Unión Europea es bienvenida a Venezuela, pero siempre y cuando respete las instituciones democráticas del país suramericano.