Si supiera que los apagones en Texas tienen que ver mucho con el frío, seguramente le pierde el encanto a la nieve. La ola invernal que afecta a esa zona de los EE.UU. ha generado un inoportuno colapso del sistema eléctrico y de distribución de gas.
De acuerdo a las autoridades locales y las empresas que administran el servicio, la razón de los cortes de luz radican en el aumento del consumo residencial, las bajas temperaturas y el incremento de la demanda de gas para la calefacción.
La crudeza del invierno este año es histórica, como también la saga de apagones, lo que expone a los habitantes de Texas al rigor de un frío insoportable.
Según reportes de prensa, la ola invernal ha congelado plantas generadoras de electricidad, así como los ductos del gas con el que deberían funcionar estas empresas.
Antes del colapso del sistema eléctrico y el suministro de gas, el precio del carburante para la calefacción doméstica se incrementó en hasta un 5 mil por ciento.
En medio de este panorama que hizo más rentable el gas en el momento de una emergencia general, EE.UU. le cortó el suministro a México, lo que dejó al país vecino sin luz.
Esta ola de frío habría matado hasta ahora 21 personas en los EE.UU. siendo Texas el estado más afectado. Esta situación ha dejado sin electricidad al menos a 2 millones de hogares.
Decisiones odiosas
A lo mejor si esto hubiera pasado en tiempos de Trump, se habría suscitado una crítica general, como cuando hizo de todo para piratearle a otros países las mascarillas al comienzo de la pandemia para salvarse primero que los demás.
Para otros, la razón del conveniente silencio mediático pudiera derivar de un motivo más comprometedor: que el frío no solo puso en jaque el sistema de generación eléctrica de Texas sino al modelo empresarial de un servicio esencial convertido en negocio por el neoliberalismo.
Lo que está pasando en Texas con la electricidad (y de rebote en México) es un caso de manual de fracaso neoliberal en políticas energéticas. Me pregunto si la poca cobertura internacional del asunto está relacionada.
— Helena Villar (@HelenaVillarRT) February 17, 2021
Si bien no es cuestionable del todo que un país opere en función de los intereses internos, el gesto de EE.UU. de cerrarle el chorro a México revela la falta de confianza de un socio que sigue siendo igual de impredecible como cuando lo era con Trump.
Mientras tanto el gobierno de López Obrador resolvió comprar 6 barcos cargados de gas licuado para abastecer a sus plantas generadoras de electricidad.
La interrupción del suministro de gas desde EE.UU. dejó a 6 estados del norte de México sin luz.