De las elecciones este domingo en Ecuador quedan 2 cosas claras: que Andrés Arauz fue el más votado y que habrá segunda vuelta presidencial el 11 de abril.
Pero para un balotaje hacen falta 2. Eso es algo que todavía no está resuelto en la compleja elección ecuatoriana en donde compitieron hasta 16 candidatos.
Los resultados están describiendo un escenario que nadie anticipaba: un duelo estrictamente de “izquierdas”. El abanderado del movimiento indígena Yaku Pérez estaría sorprendiendo por colarse contra todo pronóstico en una contienda en la que todos daban por contado que sería entre Arauz y el neoliberal Guillermo Lasso.
De acuerdo a los escrutinios del del CNE, Yaku Pérez sería el segundo más votado con 19,87% de los votos, ligeramente por encima de Lasso, a quien el boletín le endosa 19,60%.
Los números describen un empate técnico, pero ya los analistas describen que el escenario planteado es el de Arauz y Pérez, un duelo que describen más complejo para el correismo que el de medirse con un representante clásico y rancio de la oligarquía ecuatoriana.
Mucho dinero, pocos votos
El escrutinio de este domingo revela que Lasso es un competidor desgastado por 2 derrotas anteriores y ahora con la tercera. Cada vez saca menos y ya no encanta igual, aunque se ha hecho más reaccionario.
El candidato del partido CREO se unió con el Partido Social Cristiano liderado por una Jaime Nebot que deprecia a los indígenas; y cogobernó con Lenín Moreno en una relación que seguramente terminó de sentenciar su bancarrota política en la tercera empresa por ser Presidente.
Lasso sigue sin poder comprobar la pretendida narrativa neoliberal de los empresarios que se meten a la política: la de replicar sus “éxitos” gerenciales para hacer más eficiente al Estado.
El dirigente neoliberal de 65 años es el espécimen más viejo de una competencia de candidatos en su mayoría jóvenes, atrapado por un visceral odio al correismo, y entrampado por mitos de fantasmas comunistas y convencido de la trama de mentiras de que sus adversarios son financiados por el terrorismo internacional.
La incógnita de Yaku Pérez
A pesar de su linaje y mucho dinero, cada vez la gente le vota menos. Ahora se le ha colado por la derecha un político emergente con el empaque de ser un genuino ecuatoriano que tiene las características complejas de ser al mismo tiempo indígena, supuestamente de izquierda, ambientalista, anticorreista, un opositor por vocación que se ha peleado con los últimos gobiernos.
Así luce a primera vista Yaku Pérez, un jugador inesperado en un duelo impensado de segunda vuelta con Andrés Arauz. Algunos analistas sostienen que este escenario es el menos conveniente para el correismo. Este limita aún más su capacidad de establecer alianzas, ya que se trataría de competir con un supuesto camarada de la “izquierda”.
Si bien el panorama no luce claro en este duelo supuestamente de “izquierdas”, la derecha sí parece tenerlo muy nítido. Asumiendo su derrota circunstancial, Lasso dejó servido que apoyará sin dudas a Yaku Pérez. Con ello apuesta a sellar una alianza de 2 por una coincidencia más fuerte que sus otras diferencias: derrotar al correismo.
Al mismo tiempo esta alianza extraña revela el talante de izquierda flexible de Yaku Pérez, que parece un alfil más útil para la causa conservadora que para la reivindicación ambientalista y de los indígenas.
La lección ecuatoriana
Antes de que llegue el momento de hacer alianzas y de la votación el 11 de abril, la lección ecuatoriana refleja en su espejo el drama de una izquierda suicida con la vocación permanente a la división, esa que debilita al campo popular y aplaude la derecha.
A los latinoamericanos no les faltan razones para sospechar que no todo lo que brilla es oro ; y que no todo el que parece indígena piensa como su pueblo. En Perú gobernó Alejandro Toledo; y pasó que este hombre con el semblante de emperador Inca mandó con severidad neoliberal en contra de su propia gente.