Luis Almagro confiesa que engañó a Evo para darle Golpe de Estado en 2019

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Luis Almagro sigue dejando pistas que confirman lo que todo el mundo vio que hizo en Bolivia: colaboró en el Golpe de Estado en contra de Evo Morales en 2019 y con ello avaló la dictadura de Jeanine Áñez que vino inmediatamente después.

El Secretario General de la OEA deja testimonio de su rol en el derrocamiento del líder boliviano en un libro escrito a 2 manos y denominado “Luis Almagro no pide perdón”. Es un título que revela el pecado de soberbia de un diplomático que actúa más como un general que como mediador de una organización regional.

El colaborador de Telesur en Uruguay, Mateo Grille, tuvo acceso al material y reveló en su cuenta de Twitter que el jefe del organismo regional “admitió que operó para evitar la reelección de Evo Morales” en 2019.

En uno de los pasajes del libro escrito por Martín Natalevich y Gonzalo Ferreira, cuenta que Almagro fingió deliberadamente para ganarse la confianza de Evo con el objetivo de que este invitara a los observadores de la OEA a los comicios generales de octubre del año pasado.

Según confiesa el uruguayo, “ahí abríamos dos posibilidades y cerrábamos una. Abríamos una posibilidad de que Evo ganara legítimamente. Era el costo que tenía eso. Para mí eso era imposible. Y después abríamos la posibilidad de que la oposición boliviana ganara legítimamente”.

Para ganarse la confianza de Evo, el Secretario General de la OEA sostuvo una reunión con él en Nueva York. Ahí le habría puesto tres condiciones para “legitimar” el proceso en el que la postulación de Evo era cuestionada, ya que se había presentado a la reelección a pesar de haber pedido un referendo sobre ese tema.

Poner condiciones

Almagro, a sabiendas de que llevaba al presidente boliviano a una trampa, le hizo creer que le apoyaba en su presentación a las elecciones, pero esto a cambio de que: “Tenés que invitarnos para observar. No podés matar a nadie en una manifestación, en ninguna protesta. No podés meter un solo preso político ni inhabilitarme ningún candidato. Y no podés robarte ni un voto. Esas son las tres condiciones mías”.

Esta lista de exigencias que revelan la mala intención de Almagro, también ponen de relieve que para ser conspirador saca muy mal las cuentas; ya que en vez de 3, fueron 5 las exigencias que le hizo a Evo.

Una vez que consiguió su objetivo de convencer al líder boliviano, ya lo demás es historia sabida. Evo ganó, pero la OEA dijo que hubo irregularidades. Este argumento potenció la tensión política de un sector radical de la oposición que habló de fraude, y esto a su vez fue el argumento que sirvió a las Fuerzas Armadas para “sugerirle al Presidente del Estado” a que renunciara.

Con lo que no contó Almagro es que si bien engañó por un rato a Evo, no consiguió engañar a los bolivianos y al mundo. Un año después el país le enrostró una derrota política y moral sin precedentes; y al mismo tiempo le dijo con votos que es un mentiroso con vocación criminal en el puesto equivocado.

 


 

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