Luego de dar la vuelta al mundo durante varios días, a más de 28 mil kilómetros por hora, finalmente cayó a la tierra el cohete chino que estaba fuera de control. Sin embargo, el suceso estuvo muy lejos de los resultados apocalípticos que muchos predecían en redes sociales.
Los restos del artefacto tocaron superficie terrestre en aguas del Océano Índico, cerca de India y Sri Lanka; con lo que se cumplieron las estimaciones científicas de que el hecho ocurriera en el agua. Aunque siempre hubo la posibilidad de que fuese sobre alguna región o centro poblado.
La Agencia de Vuelos Espaciales Tripulados de China declaró que a las 10:24 de la mañana del domingo 9 de mayo (hora de Beijing); el material que integraba la etapa central del cohete Gran Marcha-5B Y2 reingresaron a la atmósfera.
«La mayor parte del dispositivo se quemó durante el reingreso y el resto de los escombros cayó en un área marítima con su centro situado en los 2,65 grados de latitud norte y los 72,47 grados de longitud este», señalaron fuentes oficiales del país asiático.
¡Todos a relajarse!
La información publicada por Space Track, una de las firmas encargadas de hacer seguimiento a la trayectoria del cohete lanzado por la República Popular China, fue clara y tajante al momento de confirmar que todo transcurrió sin novedad.
«Todos los que siguen el reingreso a la tierra del Gran Marcha 5B, pueden relajarse. El cohete ya cayó«, publicó en Twitter, organización que «promueve la seguridad de los vuelos espaciales; la protección del entorno espacial y el uso pacífico del espacio en todo el mundo», tal como lo expresan en su sitio web.
Aunque la vocería china aseveró desde el inicio que el retorno de los restos del cohete no representaba peligro, el acontecimiento marcó durante varios días la pauta informativa y acaparó la atención del público global con diferentes versiones, chistes, memes y profecías acerca de lo que causaría la caída de la nave.
Por su parte, el gobierno de Estados Unidos, a través de la Agencia Nacional de Actividades Aeroespaciales (NASA), criticó el manejo que dio al caso la República Popular China de actuar con «irresponsabilidad». Por ello, emitió un comunicado para exhortarle a actuar «manera responsable y transparente para garantizar la seguridad; la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de las actividades en el espacio exterior».
