¿Y quién influye en los Influencers? (I)

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Una sociedad líquida está instalada hoy en nuestro mundo. La tecnología, la transmisión de información codificada para auditorios, que han sido condicionantes prefabricados para tal fin y un mundo de virtualidad no son hoy día tan solo una parte importante de nuestra cultura: Son la cultura en sí misma.

Ya nada escapa a la tendencia en la que la humanidad navega hoy. Nada… Marshall MacLuhan habló en su momento del “medio como mensaje” y parecía entonces una visión bastante sombría y apocalíptica del futuro próximo. Hoy es el futuro. No hay que subestimar, la gran victoria que ha representado la conquista de este nuevo territorio para la comunicación humana ordinaria.  Esto es lo que no advierten quienes critican el carácter “insustancial” de mucha de la interacción online. En nuestros tiempos, lo fugaz impera…lo rápido, lo fast-food, lo express, lo instantáneo, entonces sin abrir un canal para la charla trivial, no puede haber conversación seria.

Lo trivial domina, porque lo superfluo es de fácil lectura y lo más importante, de fácil codificación. Y va mucho más allá. Las redes sociales son metamedios, están hechas de todo, y de nada a la vez.

Pero ¿Qué es una red social?  Mirémoslo como un servicio más específico y acotado de intercambio de información que permite a los individuos:

  1. Construir un perfil público o semi-público dentro de un sistema delimitado.
  2. Articular una lista de otros usuarios con quienes comparten un contacto
  3. Ver y recorrer su lista de contactos y las hechas por otros, dentro del sistema.

 


La expresión “redes sociales” ha pasado en poco tiempo a formar parte del lenguaje cotidiano en todos los idiomas escritos del planeta en su acepción de “social networking sites”, “social software” o “social applications”. Esto es así por la inmensa presión comercial ejercida por empresas y medios de comunicación en todo el mundo, una presión paralela al desarrollo de tecnologías de comunicación, móviles centradas en el consumidor individual.

La razón de esta monumental inversión es muy sencilla: mediante esta tecnología “social” es posible aumentar el consumo de productos, contenidos y servicios (incluidos los propios de la comunicación). Ni más ni menos. La retórica del 2.0, que ensalza la participación decisiva de los otrora “pasivos receptores”, la horizontalidad de las comunicaciones y la emergencia de una llamada inteligencia colectiva, contribuye a legitimar este nuevo avance del “capitalismo informacional”  la mercantilización de (al menos parte de) las relaciones sociales. Las consecuencias culturales son innegables. Los individuos conectados están en interacciones sociales redundantes.

Si en las redes sociales está entonces una parte de esta vida moderna: la vida misma. En este nuevo escenario, esta experiencia es donde se desarrollan dinámicas e interacciones que construyen una realidad inmediata. Y esta realidad alterna es ya para muchos, la única realidad creíble.

En este escenario, que ya no acepta discusión sobre su existencia ni sobre su poder, existen actores que a mayor o menor nivel mueven a las masas. A las nuevas masas. Se trata de una comunidad que tiene allí su campo de batalla. Y desde este campo se construyen victorias, pero también se labran desgracias. Escándalos, mentiras y manipulaciones malsanas. Después de todo, el teclado no hace preguntas. Solo escribe lo que pensamos.

Los influencers en redes sociales son personas que han construido su reputación por su conocimiento y experiencia en algún tema en particular. Ellos realizan publicaciones regularmente sobre ese tema en sus canales de redes sociales favoritos, y generan una gran cantidad de seguidores entusiastas y comprometidos que prestan gran atención a sus puntos de vista. A las marcas les encantan los Influencers de redes sociales, porque pueden crear tendencias e incentivar a sus seguidores a comprar los productos que promocionan.


Y llegamos a la hoguera más candente: La arena política de las redes sociales en Venezuela. Es allí donde convergen los criterios e intereses más disimiles y crudamente enfrentados. La radicalidad de las posiciones y comentarios argumentativos, los canales especializados de información y análisis,  el uso de las redes para la difusión de gestiones de políticas públicas, la construcción de matrices y el desmontaje de aquellas consideradas falsas o tendenciosas, hacen de este escenario, uno de los más caóticos y vertiginosos de todo el universo 2.0 hispanoamericano, e incluso, del mundo entero.

En su artículo “Effects os Deception in Social Networks”, los autores de este estudio, informan de la existencia de dos tipos de mentiras en las redes sociales: Las mentiras blancas o pro sociales y las mentiras negras o antisociales.

Estudios realizados en Estados Unidos revelan que en una conversación de media hora se puede llegar a mentir hasta nueve veces. Como se entiende actualmente en la sociedad, las mentiras blancas, tienen una connotación positiva e inocente, al contrario que las mentiras negras, entendidas como un recurso con una connotación dañina y ofensiva. Las primeras suelen emitirse por un buen motivo y no afectan desfavorablemente al individuo, a diferencia de las segundas, que se producen con una intención perversa a fin de beneficiar al emisor y perjudicar al receptor.

Entre las conclusiones, publicadas en la revista “Proceedings of the Royal Society”, los científicos encontraron que: Las mentiras en las redes sociales llamadas blancas o pro sociales  -en las que el beneficio de faltar a la verdad es para el receptor- equilibran, unen a la sociedad, ofrecen diversidad de opiniones al colectivo virtual y ayudan a mantener relaciones sociales amplias.

En contraste, las mentiras negras o antisociales -egoístas y útiles únicamente para el que la emite- fracturan los vínculos, pues fomentan la desconfianza, son dañinas puesto que desbaratan la red rompiendo la ligas al sentirse todos engañados.

En la próxima estrega estaremos analizando el oscuro papel de los actores de poder en las redes sociales venezolanas.

 

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