Desde la partida física del Presidente Hugo Chávez hasta nuestros días, el pueblo venezolano ha sido atacado psicológica y mediáticamente a través de acciones internas ejecutadas por la derecha venezolana e impulsadas desde EE.UU. y sus aliados con el fin de desacreditar y destruir lo que se conoce como la Revolución Bolivariana.
Este tipo de estrategia tiene como objetivo cambiar las percepciones: “El escenario es la mente, y vamos a entender por mente muchas cosas: es la mente individual, pero también podríamos llamar la mente colectiva, las representaciones sociales, las actitudes, las relaciones sociales en todo los imaginarios, las emociones, los pensamientos”, indica el psicólogo Fernando Giuliani.
Los medios de comunicación son los nuevos ejércitos de esta modalidad de guerra. Su arma de ataque es la incertidumbre y con ello dibujan un país en ruinas generando desesperanza y la sensación de que las cosas se van a poner peor.
Esa incertidumbre que se genera destapa otras emociones como la angustia, el miedo, el pánico, la rabia, enumera la psicóloga Ovilia Suárez.
Al sembrar en la población ese estado, “la gente está dispuesta a buscar cualquier cosa que le permita salir de la situación” (necesidad del cambio) lo que lleva a las personas a la confrontación y a emprender cualquier acción -violenta inclusive- para salir del supuesto “caos”, indica Suárez.
El ataque a través del terror es dirigido a todos los sectores de la población:
- En los adultos mayores: el riesgo a morir.
- En los jóvenes: el riesgo al futuro.
- En la mujer del hogar: el no tener el control ni la posibilidad de dar, compartir.
- En los niños y niñas: la consecuencia de la fractura de la convivencia familiar.
Muchos venezolanos víctimas de estos relatos, tuvieron la sensación de que podrían estar mejor en otros países y por ello decidieron emigrar. Es allí donde la guerra psicológica se convierte en guerra física, cuando cada venezolano emprende su viaje dramático.
La atracción por el Ecuador de la Revolución Ciudadana
Ecuador se convirtió en uno de los principales destinos que ofrecía mejor opción para emigrar, un país que con la Revolución Ciudadana experimentó la mayor estabilidad política, económica y social en su historia.
Con la llegada de Rafael Correa, este país latinoamericano, con más de 16 millones de pobladores, se puso en la lupa del interés mundial y salió de la llamada “larga y oscura noche neoliberal”, en palabras del ex-presidente ecuatoriano.
Entre sus logros se pueden mencionar:
– Rechazó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU.
– Incrementó el monto de subsidios a los más necesitados.
– Logró la salida de la pobreza de más de 1 millón de ecuatorianos.
– El número de estudiantes matriculados en el sistema público, aumentó en casi 1 millón.
– El salario básico, pasó de 160 dólares a 366 dólares.
– La Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó la reducción de la desnutrición, que bajó del 1,1 por ciento en el 2007, al 0,4 por ciento en el 2014. Asimismo, el Gobierno construyó 21 nuevos hospitales y sumó al sistema público 20 mil nuevos profesionales médicos.
Sin embargo las condiciones de Ecuador cambiaron con la traición de Lenin Moreno, quien abrazó las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI), y derrumbó todo lo que se había construido. Esto llevó al levantamiento masivo del pueblo ecuatoriano en octubre de 2019. Rafael Correa, lo expresa en la siguiente entrevista:
Vuelve la larga y oscura noche: Ecuador se cae a pedazos
En América Latina, una de las cosas que se ha develado con más fuerza en medio de la pandemia, es el rostro del neoliberalismo a partir de la política de los gobiernos que priorizan la protección de la economía de las élites frente a la vida de los pueblos.
Ecuador es uno de los ejemplos más grandes de esta tragedia. En primer lugar, la desaparición de Lenin Moreno en medio de la pandemia mundial, mientras en Guayaquil se apagaban centenares de vidas diariamente por no haber tomado medidas a tiempo y el permanente desmantelamiento del sistema de salud público que atendía a la población. Los cuerpos son abandonados en las veredas al no contar con atención por parte del Estado.
La gestión de Lenin Moreno es la gestión de la muerte. En diversas ocasiones ha aparecido a la luz pública para informar con “orgullo” acerca de negociaciones con la empresa privada para construir cementerios y fosas comunes. Asimismo, con una irresponsabilidad descarada, reconoce no tener cifras oficiales y afirma que diariamente, según su parecer, fallecen en Guayaquil aproximadamente 300 personas.
Lenín Moreno reivindica y agradece a la actividad privada, las funerarias y los cementerios, en un extraño mensaje casi triunfalista, en el marco trágico de muerte y desolación por el impacto del coronavirus en Ecuador. pic.twitter.com/2QcJBIMTYz
— Agencia El Vigía (@AgenciaElVigia) April 12, 2020
Vuelta a la Patria
El regreso de los venezolanos, son un testimonio que permite contrastar dos modelos políticos.
#VIDEO | Gabriel Soto viene de regreso a su país desde Ecuador, en el marco del operativo especial del #PlanVueltaALaPatria .Nos cuenta que ante la pandemia por #Covid_19 los extranjeros se convierten en una población especialmente vulnerable en otro país.#CuarentenaFirmeYActiva pic.twitter.com/shZdcFSYj3
— Cancillería Venezuela ?? (@CancilleriaVE) May 7, 2020
Miles de personas que huyeron como consecuencia de una guerra económica y psicológica, regresan a Venezuela; país que sostiene su proyecto socialista y que al mismo tiempo es el primer país en el continente que avanza en la contención y prevención del covid-19, con un sistema de salud público que a pesar del bloqueo ha sido fortalecido para enfrentar la pandemia. Los 20 años de la Revolución Bolivariana a través de convenios de salud con Cuba (eliminado por Lenin Moreno en Ecuador); ha permitido atender de casa en casa a sus ciudadanos de manera gratuita.
La realidad demuestra que en Ecuador, de haber estado en el poder la Revolución Ciudadana, la situación del coronavirus sería distinta. La pandemia en Ecuador tiene un responsable: Lenin Moreno Garcés, a quien la gran mayoría califica de traidor, mentiroso e inepto. Su credibilidad y aceptación hoy es inferior al 4%, nunca antes visto en la historia del Ecuador.