«No puedo respirar». Estas fueron las últimas palabras de George Floyd al policía asesino que lleva una placa para proteger al pueblo. Independientemente de si son delincuentes o víctimas, el trabajo del policía es mantener el orden y aplicar la ley SIN emitir juicio. Pero en este, como en otros casos, donde la autoridad está en manos del policía, la chapa se usa como arma que cobra la vida de otros ciudadanos, culpables o inocentes.
Quien ve la grabación del incidente se da cuenta de la magnitud de la locura del policía quien, ignorando las súplicas de George y los transeúntes que pedían misericordia, descargaba su odio sobre aquel hombre. Este criminal, despojado de todo lo que vincula a un ser con la humanidad, llevó a cabo su acto a plena luz del día y frente a todo el mundo, como si estuviéramos mirando a una serpiente que se envuelve en el cuello de su presa, impulsada sólo por sus instintos.
Esta ejecución es uno de los muchos incidentes que la «raza negra» está presenciando en los Estados Unidos de América. Sus ciudadanos se han rebelado contra ellos cuando sucede, han denunciado mil veces, pero sin resultados. Una parte de «los blancos» sigue mirando por encima y en cautiverio. A fin de cuentas, los «negros» y otras minorías raciales siguen siendo sus esclavos.
Para empeorar las cosas, el presidente de los Estados Unidos tuiteó que «estos matones están deshonrando la memoria de George Floyd». Hay quien puede o no estar de acuerdo con esto, pero continuó su tweet: «cuando comience el saqueo, comenzará el tiroteo». Lo inconcebible se hace mensaje: el Presidente, cual Sherif de película vaquera, llama a disparar contra la gente. ¿Qué hubiese pasado si un policía negro asesinara a un ciudadano blanco? ¿Si los blancos salieran a protestar por el incidente, serían llamados «matones»? ¿Pediría el Presidente Trump que «comience el tiroteo»?
Creo que la brutalidad de este policía asesino es similar a la brutalidad de la política exterior de Estados Unidos contra un país del tercer mundo que comete un crimen o un error, ya que es estrangulado de una manera u otra, como «la invasión iraquí de Kuwait» que el pueblo iraquí sigue gritando por sus consecuencias «no podemos respirar». O incluso sin errores, como el estado de Palestina, cuyas tierras son confiscadas en beneficio del hijo mimado de Estados Unidos (Israel), hasta que Palestina también esté «incapaz de respirar».
En conclusión, le digo al pueblo estadounidense que George no es la única víctima de la brutalidad y el abuso de poder, ya que se ha unido a cientos de miles de víctimas de racismo, esclavitud y tiranía de Estados Unidos. Pero esos cientos de miles no son portadores de la ciudadanía estadounidense como George, por eso no se convierten en víctimas visibles para la mediática global; pero eso no importa, porque al final, el lugar a donde van sus almas es el mismo.
Bashar Jaber
Analista político y económico (Jordania)