El veredicto final por el Apruebo en el plebiscito constitucional en Chile fue del 78.27%. Este porcentaje equivale a 5.886.421 votos, mientras que los que rechazan la transformación del país son 21.73%.
Si bien la opción por el cambio constitucional se anticipaba como la ganadora, lo que no sospecharon los más entusiastas es que sería por tanto.
Estas proporciones fueron similares en la segunda pregunta, la cual estaba referida al tipo de órgano que debía debatir el nuevo proyecto de carta magna.
La mayoría votó por la Convención Constituyente (78.99%); un ente elegido exclusivamente para la deliberación de una Constitución, y la cual estaría integrada por 155 miembros.
Mientras tanto la Convención Mixta Constitucional, una especie de híbrido entre el parlamento y representantes constituyentes apenas sacó 21.01%.
La participación
En cuanto a la participación general, votaron 7.555.222 electores, una cifra que supera ligeramente el 50% del padrón chileno. Este indicador configuraría una de las mayores concurrencias en unos comicios locales desde que el voto dejó de ser obligatorio en 2012.
Una vez se conocieron los primeros resultados, la gente salió a las calles a celebra el primer triunfo de un camino que ya los analistas anticipan como largo y plagado de dificultades.
Sergio Grez Toso, en entrevista concedida a RT describió que el proceso constituyente chileno si bien es una conquista popular, éste ya está condicionado por la clase política gobernante que desde el congreso puso trabas sobre lo que pueden decidir o no.
Obstáculos de origen
Uno de esos aspectos que no puede modificar la nueva constitución ni los constituyentes serían los acuerdos comerciales internacionales. También deberán contar con una “supramayoría” (tres tercios más uno) para aprobar un capítulo adicional en la carta magna.
Otro aspecto que hace ya sospechar sobre estas dificultades del futuro fue el simulado entusiasmo de Piñera al celebrar la jornada como un gran triunfo de la ciudadanía y la democracia sobre la violencia y la intolerancia.
Como una forma de asegurar que la partida no es un duelo perdido para la derecha, Piñera dijo que el plebiscito no es el fin sino el comienzo de un camino.
Ahora el desafío que enfrentarán los chilenos después del veredicto popular del 25 de octubre es si consiguen llegar a construir un proyecto común lo más parecido a sus anhelos; y que el milagro chileno ya no sea un privilegio de pocos sino de todos.
