Venezuela suscribió con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU la “Resolución para el fortalecimiento de la cooperación y asistencia técnica en el campo de los DD.HH. en nuestro país”; una instancia por la que pretende ser nuevamente atacada la nación.
El canciller Jorge Arreaza le dio la relevancia a este acuerdo con un comunicado publicado en su cuenta de Twitter en donde mencionó que: “La resolución aprobada evidencia el compromiso del Estado venezolano para mantener el diálogo y la cooperación respetuosa y constructiva con la Oficina de la Alta Comisionada para los DD.HH., con el objetivo de fortalecer aún más el sistema garantista de protección social y de los Derechos Humanos en Venezuela”.
Este paso de la diplomacia venezolana significaría un mentís potente a las versiones interesadas en mostrar al país como un territorio signado por la violación sistemática de los derechos fundamentales elevados a “gestión de gobierno”.
Nada con mecanismos paralelos
También la firma de la resolución ratifica el reconocimiento de Caracas a los mecanismos regulares en el ámbito internacional; desestimando la legitimidad de cualquier otro instrumento con metodologías cuestionadas como fue el informe del Grupo de Lima; y el cual quiso ser presentado como una evaluación de la ONU.
“La República Bolivariana de Venezuela ratifica de manera categórica que no reconoce, ni reconocerá mecanismos paralelos e innecesarios promovidos por un grupo de gobiernos con trayectoria injerencista; creados para instrumentalizar la política en derechos humanos contras las instituciones constitucionales venezolanas”, reza el comunicado de la cancillería.
Despolitizar los DD.HH.
Al mismo tiempo el gobierno venezolano aboga por la desideologización de los DD.HH., tema que ha sido utilizado como munición de guerra contra países soberanos; y como antesala para justificar agresiones que sí terminan vulnerando los derechos fundamentales que dicen defender algunos países que juzgan a otros en este ámbito.
Sobre esta estrategia que envilece la defensa noble de esta causa, Venezuela dice que “Manipular de manera tendenciosa e ideologizada una materia tan sagrada como los derechos humanos y tratar de convertirla en una arma política y así crear condiciones para una estrategia de cambio de régimen; es ya conducta predecible, típica y sistemática de Washington y sus gobiernos satélites”.
Respeto a la soberanía
Así como Venezuela reivindica el tema de los DD.HH. como un tema que debería estar al margen de la manipulación política; también exige que este no sea usado para interferir en los asuntos internos de los países.
“La República Bolivariana de Venezuela reitera que se opondrá a cualquier modalidad de intervención en sus asuntos internos, bajo el pretexto de una cínica preocupación por los derechos humanos en el país, mucho más si pretender hacerlo mediante la infame Misión Dependiente de intereses inconfesables; que ya ha demostrado con creces su posición política sesgada y parcializada, como también su pretensión de sentar las bases una intervención contra el pueblo de Venezuela”.
Mensaje entre líneas
Esta última parte es un mensaje directo a los países del Grupo de Lima; una nómina de gobiernos con la costumbre de evaluar a Venezuela sin mencionar sus propios problemas de represión y marginación social en Chile; persecución política a opositores en Bolivia, masacres en Colombia y las arbitrariedades extremistas de Bolsonaro en Brasil.
Pero también el comunicado de Venezuela cae como una piedra en el techo de la diplomacia argentina; que con un gobierno presuntamente progresista parecería que negocia su voto contra Venezuela por mejores condiciones en un trato históricamente tóxico con el FMI.
