Los resultados en materia electoral de EE.UU., dejan mucho que desear. No por los posibles escenarios que se abren a partir del ascenso al poder de Joe Biden, que en términos generales no afecta la política de seguridad desplegada por la administración estadounidense y sus aliados en el mundo; sino por lo deficiente del sistema electoral de un gobierno que pretende legitimar o deslegitimar los procesos de votación del resto de los países.
Pasaron cinco días de las elecciones para conocer quién será el próximo presidente de los EE.UU. El anuncio no fue realizado por un ente rector. Las grandes cadenas de medios de comunicación se encargaron de dar el veredicto: entre cantos de fraude vociferados por Donald Trump, Joe Biden es anunciado como el ganador.
¿EE.UU:. un sistema electoral que genera confianza?
Las elecciones en EE.UU. son de tercer grado. En primer lugar se realizan elecciones primarias y los llamados “caucus” que tienen como objetivo la participación de los estados en la elección de los principales candidatos.
Posteriormente, los partidos realizan convenciones nacionales para el lanzamiento de sus campañas. En tercer lugar, los colegios electorales emiten sus votos a partir de los cuáles se define el ganador de la contienda. Es decir, en EE.UU. no existe el voto directo de la población para definir quién será su presidente. Son elecciones de tercer grado.
Este proceso ha sido cuestionado por observadores internacionales dedicados al acompañamiento de este tipo de procesos. Al respecto, la cancillería Rusa manifestó:
“Las deficiencias evidentes del sistema electoral estadounidense son visibles, lo que ha sido destacado innumerables veces por los observadores internacionales, incluida la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), y expertos reconocidos en ese tema”.
Por su parte, el presidente Nicolás Maduro exigió respeto al proceso electoral venezolano manifestando que: «No nos metemos en los asuntos internos de EE.UU. porque rechazamos y repudiamos cuando, desde Washington, se le quieren dar lecciones de democracia o lecciones electorales a los pueblos del mundo y dicen en tal país no reconocemos las elecciones, no nos gustan sus elecciones”.
Asimismo, realizó una comparación entre ambos sistemas electorales, luego del 3 de noviembre asegurando que “Acá (en Venezuela) se conocen los resultados en la misma noche, no pasaron horas ni días, no hubo especulaciones. Lo mismo en las elecciones presidenciales y así será el 6D».
Sistema electoral venezolano, ejemplo en el mundo
Jimmy Carter, ex presidente de EE.UU. y acérrimo enemigo de la Revolución Bolivariana participó como observador en distintos procesos electorales del país.
Carter, fundó en 1992 el denominado Centro Carter, una institución que cumple el papel de observación internacional en procesos electorales, además de participar como mediador en los procesos políticos de países que así lo soliciten.
A partir de su experiencia en Venezuela, en distintas ocasiones, Carter ha elogiado el sistema electoral venezolano: “Tomando en cuenta las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor en el mundo”, expresó Jimmy Carter en 2012.
Este reconocimiento se da a partir de las fortalezas del sistema venezolano al contar con el voto electrónico y auditorías que permiten la verificación de los resultados por parte de todos los actores políticos que participan.
Dentro de las fortalezas también se establece el voto de manera directa, secreta y universal, es decir el ciudadano vota de manera directa por el candidato o candidata de su preferencia; a diferencia de EE.UU. donde el voto ciudadano tiene intermediarios.
Por otra parte, cada elector verifica su identidad a través de la huella digital, impidiendo que una persona vote en más de una oportunidad.
Desde el año 2004 existe en el país el voto electrónico, cuya máquina de votación emite un ticket verificando la opción seleccionada. Esto permite un proceso de auditorías por distintas vías, verificando al finalizar el proceso, que el conteo electrónico coincida con las papeletas depositadas en las urnas.
Sin dudas, el proceso electoral venezolano cuenta con todas las fortalezas necesarias para garantizar transparencia. Nada parecido a la vergonzosa situación presentada en EE.UU.
