Después de un año de gobierno “progresista” en Argentina, el país se retira formalmente del Grupo de Lima. En un comunicado de la cancillería, el país abandona el club antivenezolano por la sospechosa razón de que las acciones para aislar a las autoridades bolivarianas “no han conducido a nada”.
Por otra parte, el texto diplomático que parece el resultado de un gobierno ambiguo que concilia a regañadientes sus contradicciones, resuelve que la participación de la oposición venezolana como integrante del cartel ha llevado a que se adopten posiciones que Buenos Aires “no ha podido ni puede acompañar”.
Con la desincorporación de Argentina, el Grupo de Lima pierde a su segundo miembro en el último año, luego que Bolivia, con más coherencia y más rápido, se salió apenas se juramentó Luis Arce.
Las contradicciones de Argentina
La administración de Fernández, para ser un gobierno que enarbola la autodeterminación de los pueblos; sugiere soluciones que se parecen más a una odiosa intromisión en los asuntos de Venezuela.
El comunicado del país sudamericano en el que se retira formalmente del Grupo de Lima, sugiere que la mejor forma de ayudar a nuestro país sería la de ayudar a un diálogo inclusivo, pero luego deshacen sus “buenas intenciones” al pedir que este acercamiento entre factores venezolanos conduzcan “a lograr elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional”.
Como si hasta ahora las elecciones realizadas no fueran presuntamente legítimas; Argentina hace votos para que el gobierno venezolano “produzca las condiciones” para que participe la oposición en su conjunto.
Diplomacia con grillete
Si bien el gobierno de Alberto Fernández respecto a Venezuela cambió la hostilidad frontal de los tiempos de Macri; sus posiciones han colocado a Buenos Aires como un actor que se mueve con pasos contradictorios para complacer al mismo tiempo a una coalición interna en la que hay factores que reconocen a Guaidó como presunto presidente.
Antes de este episodio de retirarse del Grupo de Lima que parece el triunfo de un ala presuntamente “progresista”; Argentina votó antes un informe sobre la situación de los DD.HH. en Venezuela que omitía deliberadamente el impacto de las denominadas “sanciones”.
Esta posición le costó la pérdida de reputación al gobierno de Fernández entre sectores que le apoyan internamente. Esto le reveló a Venezuela que Argentina se mueve en la diplomacia con grillete y calculadora política.
