El alto representante de la Unión Europea para asuntos exteriores, Josep Borrell, ha hecho una declaración inesperada. Admitió que el gobierno venezolano está en su legítimo derecho de no postergar las elecciones parlamentarias previstas para este próximo 6 de diciembre.
“El Gobierno venezolano no quiere retrasar las elecciones. Está en su derecho, pero en estas condiciones nosotros no podemos enviar una misión de observación electoral”, expresó el diplomático del organismo multinacional europeo.
Asimismo, el alto funcionario destacó que la Unión Europea aboga por el diálogo político y rechaza categóricamente cualquier salida de fuerza o un golpe militar. Esto a contravía de lo que han asomado los factores de la derecha radical interna. Tal como ha ocurrido con personajes como Juan Guaidó y María Corina Machado.
En respuesta a las duras críticas que ha recibido de parte de activistas españoles de extrema derecha (Partido Popular), Borrell destacó que la misión que envió a Venezuela recientemente vino a pedido de la propia oposición venezolana.
Al pan, pan …
“Vamos a llamar a las cosas por su nombre. No sé si es una pregunta o una acusación. Por encargo de la oposición, llevo desde el mes de julio en contacto con el Gobierno de Maduro (Nicolás, presidente constitucional de Venezuela), para ver si son posibles unas condiciones que permitan la participación de la oposición, lo que sería bueno. No hubo acuerdo. Maduro pidió que se enviara una misión de observación electoral”, respondió Borrell.
Según reiteró el alto funcionario se requerían cinco meses de anticipación para que esa representación de la UE viniera al país y constatara que existen suficientes garantías para llevar a cabo el proceso comicial. No obstante, ese argumento, resulta ambiguo, puesto que un plazo de 30 días, para esta tipo de tareas, resulta más que suficiente.
El problema de fondo, al igual que como ha sucedido con el oro venezolano retenido ilegalmente en Inglaterra, es que tanto el Reino Unido, como las naciones de la UE, son países completamente subordinados a las políticas e intereses de Washington. Y como Guaidó, al menos aún formalmente, goza de cierto respaldo de la Casa Blanca, a muchas naciones no les queda otra que secundar a los halcones norteamericanos en sus abusos y tropelías.
Por otro lado, al guaidosismo al saberse perdido si participa en la contienda electoral, no le ha quedado otro remedio que justificar su abstencionismo suicida, con el manido recurso de desacreditar al árbitro comicial. Siguen torpedeando la institución del voto.
