La guerra de todo el pueblo: una estrategia Bolivariana

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En momentos cruciales para el destino de la Patria, es importante tener claro el horizonte. Venezuela enfrenta una guerra. No se trata de una guerra nueva. Está inmersa en la lucha por construir un proyecto histórico que ha buscado durante siglos erigir la soberanía nacional, no sólo en discursos y leyes, sino en el ejercicio de modelos políticos propios.

Esta guerra se enfrenta en formas distintas, desde los tiempos de la invasión española sobre América Latina.

Aquella invasión intentó resquebrajar las bases de sustento de la sociedad: en el campo de las ideas a partir del arrebato del idioma y la implantación de una religión ajena. En el campo de la economía, con la designación de un papel subordinado en el esquema internacional sumido al capitalismo: la entrega de materia prima y recursos naturales en condiciones desiguales y en el campo de la política, con la imposibilidad de instalar modelos propios.

Los tiempos de aparente paz, no han sido más que un silencio sumiso. La guerra se despierta cada vez que se busca de nuevo erigir la soberanía nacional y cada vez que esto sucede, la desenvainada espada de Bolívar vuelve a sonar en enfrentamientos constantes por la libertad. Por eso la poesía de Neruda no es etérea cuando afirma que “Bolívar despierta cada cien años, cuando despierta el pueblo”.

La Revolución Bolivariana se enarboló con la bandera del antiimperialismo. No hay otra opción cuando se trata de construir un modelo político propio. La doctrina Monroe, filosofía del accionar del imperio en América Latina, así lo afirma: «América para los americanos», es decir, desde Alaska hasta La Patagonia, serán para las élites del poder estadounidense.

Una batalla antiimperialista

Este 3 de mayo se intentó materializar una incursión terrorista impulsada desde Estados Unidos y Colombia, amparada en la doctrina Monroe. El fin supremo: apropiarse de los recursos que el capitalismo requiere con urgencia para subsistir como sistema mundial.

La praxis bolivariana se ha visto accionada en diversos momentos de esta encrucijada, pero especialmente en la unión cívico-militar para el enfrentamiento de fuerzas ejecutoras de la política imperial en el territorio nacional.

En 1813, en medio de la Guerra de independencia, luego de caída la primera República, el territorio venezolano estaba tomado por las fuerzas realistas y las fuerzas patriotas estaban dispersas. Bolívar decide entonces emprender la Campaña Admirable con el objetivo de retomar Caracas.

En esta campaña, Bolívar hace un llamado al pueblo en general a sumarse al ejército patriota en un ejercicio, similar al que orgánicamente la Revolución Bolivariana ha llevado adelante: todos aquellos que se sientan venezolanos son convocados a sumarse a la lucha por la independencia.

El 15 de junio de 1813 en Trujillo emite el Decreto de Guerra a Muerte, donde exhorta: “españoles y canarios, contad con la muerte aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aún cuando seáis culpables”.

Se trata de la guerra de todo el pueblo, de la unión cívico-militar, estrategia que ha permitido a pueblos del mundo, vencer al imperialismo en distintos momentos de la historia.

 


 

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