Una honda pena, un fresquito y una esperanza

La muerte de Diego Armando Maradona, sin dudas el más grande futbolista de todos los tiempos, representó un golpe bajo para los pueblos de Suramérica y el mundo. El inesperado acontecimiento provocó una pena muy honda. Todavía paran los pelos las conmovedoras imágenes de dolor durante los actos de su velatorio y entierro, en su natal Argentina.

Por su personalidad y las hazañas alcanzadas en un deporte tan popular como el fútbol, Maradona había alcanzado la categoría de mito viviente. El más humano de los Dioses, como magistralmente lo definió el gran escritor uruguayo, Eduardo Galeano, supo conquistar el afecto apasionado de miles de millones alrededor del mundo.

Perfectamente, pudo dejarse seducir por las mieles del sistema y convertirse en un ícono de la ideología dominante. Pero el Pelusa hizo precisamente todo lo contrario, desafió a la FIFA, desafió a los medios y desafió al establishment. Siempre se ubicó a favor de las causas dignas. Nunca se desclasó. Y eso lo hizo aún más amado por el pueblo de todas partes. Diego no murió, su gloria es demasiado enorme. En vida ya era un mito ahora es una leyenda. Es inmortal.

Un fresquito

Este viernes 27 de noviembre, luego de 6 años de inexplicable retraso, finalmente la justicia venezolana se pronunció contra los deleznables sujetos que dieron muerte al joven diputado del PSUV, Robert Serra y a su compañera, María Herrera.

Edwin José Torres Camacho y Carlos Enrique García Martínez fueron sentenciados a la pena máxima de 30 años de prisión. La misma suerte corrieron Jaime Padilla y Leiver Padilla Mendoza, quienes pagarán 30 años de condena, como coautores del horrendo crimen.

Ciertamente son pocos años por las vidas tan jóvenes que segaron estos delincuentes. Sin embargo, produce un fresquito, que al menos se haya hecho justicia. Y se les haya aplicado todo el peso de la ley venezolana a estos asesinos. Robert fue un líder estudiantil y legislativo ejemplar. Su lealtad, su verbo aguerrido y la pasión con que defendió la causa revolucionaria, alumbrarán por siempre el sendero de una patria libre y soberana.

Esperanza legislativa

Comienza la cuenta regresiva. Parece mentira que tras 5 años de traición, abusos, atropellos y crímenes de lesa humanidad, por fin el pueblo venezolano va a tener la oportunidad de expresarse contra la banda mafiosa liderada por Juan Guaidó.

Sí, tan sólo 8 días nos separan de las Elecciones Parlamentarias del próximo domingo 6 de diciembre. El pueblo ha resistido con estoicismo humillaciones, persecuciones y crueldades infinitas. Pero este domingo 6 cuando se abran nuevamente los centros de votación, la gente podrá castigar con su voto el daño terrible que hicieron los cabecillas del G4-RP al país.

Llegó la hora de la esperanza. Llegó la hora de renovar el poder legislativo y echar las bases de la estabilidad política. Ello será el punto de partida hacia el camino de la recuperación económica. Será la gran oportunidad de dejar atrás definitivamente el rentismo petrolero y consolidar las bases de un país productivo, incluyente y de justicia social. “Ven vamos a juntos a votar por Venezuela. Todos unidos rescatemos la Asamblea“.

 

 


 

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