Tras 2 días de confirmarse la derrota de Donald Trump, en las elecciones presidenciales, el presidente saliente de Estados Unidos despidió a su secretario de Defensa, Mark Esper.
Con un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, Trump, quien persiste en afirmar que hubo fraude en las elecciones presidenciales y que elevará el caso a la Corte Suprema de Justicia, anunció la sustitución del jefe de Pentágono.
“Mark Esper ha sido despedido. Me gustaría agradecerle por su servicio”, escribió Trump en uno de sus mensajes. Asimismo, anunció el reemplazo del hasta ahora encargado de la defensa de los Estados Unidos.
En ese sentido, en otro mensaje informó: “me complace anunciar que Christopher C. Miller, el muy respetado Director del Centro Nacional de Contraterrorismo (confirmado por unanimidad por el Senado), será Secretario de Defensa interino, con efecto inmediato”.
Asimismo, aseveró que “Chris”, como se refirió al funcionario designado para el cargo, hará un buen trabajo.
Viejas rencillas
Medios locales y analistas han abordado el tema como un pase de factura de Trump, en las postrimerías de su mandato; contra el funcionario con quien se presentaron diferencias en torno al tratamiento de las manifestaciones antirracistas en territorio estadounidense.
En aquel momento, Mark Esper se opuso a la pretensión de Trump, de colocar la represión de las protestas en manos del ejército; durante las jornadas intensas que se registraron entre mayo y julio del presente año, en repudio al asesinato del afroamericano George Floyd, a manos de un funcionario policial.
La posición desafiante de Esper frente al deseo de Trump, lo puso en tela de juicio y en los últimos meses se esperaba que el mandatario lo apartara del caro o que el propio secretario de Defensa renunciara.
“La opción del uso de tropas para garantizar el orden público, sólo debería aplicarse en última instancia y en las situaciones más urgentes y extremas. No estamos en una de esas situaciones ahora”, fueron las palabras con las que respondió Esper en aquel momento.
Trump debe entregar la presidencia a Joe Biden desde el próximo 20 de enero de 2021, lo que supone, en todo caso, un cambio de todos los funcionarios que acompañaron la gestión de Donald Trump.
